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EL DESAFÍO SOBERANISTA

La CUP consuma su veto a Mas y fuerza la convocatoria de elecciones en Cataluña

La formación anticapitalista insta a Junts pel Sí a presentar un candidato alternativo.

El líder de la CUP, Antonio Baños, se dirige a la reunión del consejo político de ayer .

Publicado por
Cristian Reino | Barcelona
León

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«No votaremos nunca una investidura de Mas. Y nunca es nunca. Nunca, nunca y nunca», ha dicho una y otra vez el diputado anticapitalista Antonio Baños durante los tres largos meses de negociaciones entre Junts pel sí y la CUP. La formación de la izquierda radical independentista ha afirmado tantas veces que no facilitaría la reelección de Artur Mas, que cuanto más insistía en el veto más complicada hacía la marcha atrás. El presidente catalán fio su suerte y la del proceso soberanista a una cesión a última hora de la formación anticapitalista y la jugada le ha salido mal.

Salvo sorpresas, nada descartables en la política catalana que las ha visto de todos los colores en los últimos tiempos, la undécima legislatura, la que debía conducir a Cataluña hacia la independencia en un plazo de 18 meses, no dará ni un paso. Mas, que el pasado 27-S consiguió convencer a Esquerra para presentarse juntos bajo una candidatura independentista, recibió ayer el no definitivo de la CUP y al no poder formar Gobierno deberá convocar nuevos comicios. Serán los cuartos en cinco años y es posible que ya no tengan la carga plebiscitaria de hace tres meses.

La formación anticapitalista convocó a su Consejo Político para deshacer el empate que se produjo hace una semana en la asamblea de la formación entre los partidarios de investir a Mas y los contrarios, y al final se impuso la coherencia interna y la opción que causaba menos daño dentro de la organización. Hace siete días, votaron 3.100 militantes y simpatizantes, mientras que ayer el cónclave quedó reducido a 68 miembros de la trece asambleas locales y de las pequeñas organizaciones que integran el partido.

Desde el principio

Tras más de cuatro horas de debate y dos rondas de votaciones, el resultado fue de 36 votos a favor de rechazar la investidura de Mas y 30 en contra. La opción de reelegir al líder de Convergència ni siquiera pasó el primer corte y quienes decantaron la balanza fueron los representantes de las corrientes del partido, que en última instancia han hecho prevalecer el alma antisistema y anticapitalista del partido por encima del sector independentista. El veto a Mas se traducirá en diez abstenciones de los diputados de la CUP en la votación de la investidura del dirigente convergente, si es que llega a producirse, que harían insuficientes los 62 escaños (sobre 135) que tiene Junts pel Sí.

La CUP en el área metropolitana bebe de los movimientos ultraizquierdistas de lucha obrera, entre otros los trotskistas, mientras que en las comarcas alejadas de la capital catalana, las bases de la CUP son eminentemente independentistas. Esta división territorial se reflejó en las caras de los miembros del partido a la salida del cónclave en Barcelona, que eran todo un poema, algunos de ellos entre lágrimas. Sus rostros reflejaban la carga que la formación anticapitalista tendrá que soportar a partir de ahora como presunta dinamitadora del proceso soberanista.

La victoria por mayoría absoluta en escaños del independentismo hace tres meses, un hecho inédito, está a punto de quedarse en agua de borrajas, igual que la declaración secesionista que aprobó la Cámara catalana el pasado 9 de noviembre que iniciaba el camino hacia la ruptura con el resto de España, así como el propio proyecto de un Estado propio, que queda como poco en suspenso, a la espera de las mayorías que puedan surgir de los próximos comicios.

La CUP, en cualquier caso, negó que el proceso esté muerto y dejó una puerta abierta a apoyar a Junts pel Sí si la coalición que agrupa a Convergència y Esquerra mueve ficha y propone otro candidato para la sesión de investidura que podría empezar en ese caso hpy lunes.