Antonio Baños, la primera víctima

La decisión de la CUP de vetar la investidura de Artur Mas se cobró ayer la primera víctima política en las filas anticapitalistas. El diputado Antonio Baños, que concurría como independiente y que pertenece a la plataforma castellanohablante Súmate, anunció su renuncia al escaño, porque se siente «incapaz de defender» la posición adoptada por su partido en el consejo político del domingo.

Baños, que es periodista y dio el salto a la política hace cinco meses, argumentó que el rechazo a Mas va en contra de las «ideas y objetivos» por las que decidió presentarse a las elecciones. «Mi paso a la política tenía un solo sentido y objetivo: que esta legislatura fuera la de la ruptura irreversible con España y que, además, la construcción de la república se hiciera desde un proceso constituyente popular y social», afirmó. Y eso que, en campaña, el mismo aseguró que no investiría a Mas.

Una brecha seria

Su marcha, acompañada de un «sentimiento de frustración personal muy viva», abre la primera brecha seria en el seno de la CUP. Las votaciones de la asamblea permitieron visualizar que el partido está dividido, puede que quebrado en dos, y que no son descartables nuevas renuncias e incluso escisiones. Sorprende, por ejemplo, el silencio de David Fernández, otro de los dirigentes que se había significado como partidario de facilitar la investidura como mal menor por el bien del independentismo. Además, agrupaciones locales, como la de Arenys de Mar (Barcelona) o Verges (Girona) ya se han desmarcado de la decisión de la formación del domingo. Tras la baja de Baños, la dirección anticapitalista llamó a cerrar filas. «Entendemos que ésta ha sido una de las decisiones más difíciles que la CUP ha tenido que tomar nunca, que nos faltan manos para construir la república catalana y que en este largo y complicado camino todos somos necesarios», señalaron en una nota. La diputada Eulalia Reguant admitió que la CUP ha quedado «tocada», pero asegura que se «recompondrá».