Diario de León

Los grandes hitos que han marcado el caso Nóos

Los cuatro años y medio de instrucción han estado plagados de sobresaltos.

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Melchor Sáiz-Pardo | Madrid
León

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Desde luego, no fue una instrucción tranquila ni mucho menos previsible. Los cuatro años de investigación del caso Nóos que desembocaron en el juicio que comienza el próximo lunes en Palma de Mallorca fueron una «montaña rusa judicial», en palabras de uno de sus principales protagonistas.

Las sorpresas y giros inesperados marcaron el devenir de este sumario que, al final, también acabó con un desenlace, una infanta de España sentada en el banquillo, por el que nadie hubiera apostado cuando en la primavera de 2010 comenzó la investigación de esta trama.

El ‘caso Nóos’ comenzó por pura chiripa. Un convenio entre el Gobierno balear y el Instituto Nóos para organizar por 1,2 millones de euros, el primer Illes Baleares Forum, que fue hallado por casualidad entre una montaña de papeles que nada tenían que ver con la futura investigación, fue el origen del sumario. El fiscal no dio crédito cuando apareció el nombre de Iñaki Urdangariín. La confesión 11 julio de 2011 Fue el primer interrogatorio de Diego Torres, la persona que aparecía como responsable de Nóos en el convenio. Ni el fiscal Pedro Horrach ni el juez José Castro esperaban nada de esa declaración. Sin embargo, Torres, ya enemistado con Urdangarín, decidió tirar de la manta. Reveló que el ex duque se lucró de los contratos con las administraciones balear y valenciana a través de su sociedad, Aizoon, y admitió que el marido de la infanta usaba su posición en la Casa Real para conseguir contactos con los responsables políticos.

El harakiri de 2012

En su primera declaración ante el juez como imputado, Urdangarín, que volvería a declarar un año después, no reconoció nada. Fue, su harakiri judicial. Había declarado la guerra a su exsocio.

El interrogatorio de Urdangarín desató la venganza de Torres en forma de siete andandas de mails comprometedores para, en teoría, probar que la Casa Real estaba al corriente de todo lo que se cocía en el Instituto Nóos.

Los mails de Torres al principio parecieron un mero intento por empantanar el proceso involucrando a la Casa Real, pero lo cierto es que poco a poco el mensaje de que la infanta estaba vinculada a las corruptelas de su marido fue calando en los juzgados de Palma, y en particular en el juez Castro. Sorpresivamente, en cuestión de unas semanas, el magistrado, que hasta entonces había rechazado los intentos de Manos Limpias de meter en el caso a la hija del entonces jefe del Estado, decidió apuntar contra ella.

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