comienzo del año castrense
El rey muestra su neutralidad y esquiva la indecisión política en la Pascua Militar
Exige una «reacción valiente y decidida de unidad» para hacer frente al terrorismo.
Felipe VI está inmerso en uno de los momentos más trascendentales de su corto reinado, apenas 17 meses desde su coronación. La Constitución le atribuye, con limitaciones, un papel importante en la búsqueda de consensos entre las formaciones política con representación parlamentaria.Tiene la obligación de proponer al Congreso el nombre de un candidato a la presidencia del Gobierno. Pero en un contexto como el actual, con una Cámara Baja fragmentada tras las elecciones generales del 20 de diciembre, el desafío es mayúsculo. Un extremo que no se le escapa. De ahí que desde todos los ámbitos se mire con lupa cualquier palabra o gesto del rey, cualquier intervención pública o reunión, sus viajes o la agenda social prevista de aquí hasta la formación de un nuevo Ejecutivo, si finalmente cuajan los pactos en el próximo trimestre.
En el mensaje de Navidad del 24 de diciembre, Felipe VI pasó de soslayo por la incertidumbre política que dejó las urnas. Pero la repercusión de sus palabras fue grande. Pidió confianza a los actores políticos «por el interés general de los españoles». Administrar «con responsabilidad nuestro legado y fortalecer la cohesión nacional para impulsar un proyecto común de convivencia». Estas menciones tuvieron buena acogida entre los principales partidos políticos salvo Podemos y las formaciones nacionalistas, como era de esperar. La referencia que más escoció a partidos como el PNV fue esta: «La ruptura de la ley, la imposición de una idea o de un proyecto de unos sobre la voluntad de los demás españoles, solo nos ha conducido en nuestra historia a la decadencia, al empobrecimiento y al aislamiento».
El momento elegido
Pues bien, con estos antecedentes la celebración de la Pascua Militar era otro momento esperado para escuchar al rey. El tradicional acto que da comienzo al año castrense, celebrado ayer en el Palacio Real, es un encuentro eminentemente militar al que asisten el presidente del Gobierno y los ministros de Defensa y del Interior.
Quizá no es el foro propicio para hacer guiños políticos, pese a que en los últimos años sí hubo alusiones indirectas a la situación de Cataluña. Por este motivo, había expectativas de que Felipe VI dijera algo. Pero al final hizo honor a su neutralidad institucional y esquivó cualquier mensaje fuera del ámbito militar. No se fuera a malinterpretar en un contexto, además, en el que la audiencia presente en el Salón del Trono estaba representada por la cúpula militar y 150 oficiales de las Fuerzas Armadas. Vestido en esta ocasión como capitán general del Ejército de Tierra, el Monarca solo se salió del papel al comienzo de su discurso. Hizo referencias a la lacra del terrorismo, «a la agresión y embestida brutal que ha golpeado a países amigos», en referencia a los atentados de París de noviembre.