POLÍTICA
Junts pel Sí y la CUP no logran ponerse de acuerdo
Fracasa la reunión entre los independentistas aunque buscan una solución antes del domingo
Junts pel Sí y la CUP hicieron ayer un penúltimo intento de estirar la undécima legislatura catalana, pero una vez más fueron incapaces de ponerse de acuerdo. Las dos formaciones independentistas, que llevan tres meses negociando para formar un Gobierno que inicie la fase final del proceso hacia la construcción de un Estado catalán, siguen chocando en el mismo punto del primer día, la investidura de Artur Mas. Junts pel Sí se niega a proponer un candidato alternativo porque considera que sería un fraude a su electorado, mientras que los anticapitalistas mantienen el veto al presidente de la Generalitat en funciones.
El fracaso, en la que se antoja como casi la reunión final de tres meses de negociaciones, acerca a Cataluña a nuevas elecciones, salvo que entre el viernes y el domingo ambas formaciones sean capaces de alcanzar un pacto y convocar un pleno in extremis de investidura, que llegado el caso podría tener lugar incluso en el fin de semana.
Las elecciones catalanas, anunciadas por Artur Mas para el 6 de marzo siempre y cuando la CUP no aceptase su investidura, son cada vez más inevitables, pues la división ya no solo se da entre Junts pel Sí y la CUP, sino que la coalición que agrupa a Convergència y Esquerra está cada vez menos cohesionada, y también la formación anticapitalista sufre problemas internos. Junts pel Sí y la CUP, en cualquier caso, buscaron una última aproximación en una reunión que duró más de tres horas, y que se celebró después del emplazamiento que hizo Oriol Junqueras a Convergència y a los anticapitalistas de que lo intentaran hasta el límite legal (domingo).
No fueron capaces de cerrar un acuerdo, pero ambas partes se emplazaron a seguir negociando hoy. A la cita, acudieron Josep Rull, Jordi Turull y Marta Rovira por parte de Junts pel Sí. No asistieron Mas y Junqueras, que se reservan en caso de que haya una cumbre final y tengan que hacer una última propuesta.
Ninguna de las partes compareció para valorar el resultado de la cita, que se celebró rodeada de un hermetismo absoluto, al punto de que por primera vez las formaciones soberanistas fueron capaces de despistar a los medios de comunicación para mantener el emplazamiento en secreto. Desde la CUP reiteraron casi el lema que han mantenido desde el primer día: que no serán ellos los que se levantarán de la mesa de negociación y que seguirán trabajando por el acuerdo.
Horas antes de la cumbre, la entidad Súmate, miembro de Junts pel Sí, trasladó una propuesta a su grupo parlamentario para que Mas ceda su puesto como candidato a la presidencia de la Generalitat a la vicepresidenta Neus Munté y el líder nacionalista pase a ocupar el cargo de conseller en cap. Una oferta que la CUP vería con buenos ojos, pero que Convergència rechaza. La propia Munté se autodescartó.
El movimiento, en cualquier caso, denota que Junts pel Sí ya no es un bloque granítico y que de aquí al domingo Mas va a tener que aguantar la presión desde sus propias filas, sobre todo desde Esquerra, que quiere presentar a Convergència y la CUP como los culpables de que el acuerdo no haya sido posible. Por ello, la reunión tuvo mucho de escenificación, pues ninguno de los actores del independentismo quiere presentarse ante unas eventuales elecciones como el responsable de que el proceso haya sufrido un parón.
La reunión contó con la mediación de las entidades de la sociedad civil, que durante el proceso han actuado de actores movilizadores, pero que han perdido esa capacidad de convocatoria. Casi a la misma hora que acababa el encuentro, convocaron manifestaciones en diferentes lugares de Cataluña, que tuvieron una asistencia más bien escasa.