Diario de León

PSOE y Podemos pelean por endosar al contrario el coste de un desacuerdo

Sánchez reprocha a Iglesias su «pataleta» por los cuatro grupos y Errejón niega imposiciones.

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.

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p. de las heras | madrid
León

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No es nada fácil que con la distribución de escaños que arrojaron las elecciones del 20 de diciembre pueda constituirse un Gobierno estable de progreso. Y si a la artimética se une el hecho de que en Podemos ven unos nuevos comicios como la oportunidad para convertirse sin más dilación en el partido hegemónico de la izquierda, menos aún. Pero hasta que ese escenario se resuelva, el PSOE y el partido de Pablo Iglesias se han embarcado en una batalla por convencer a su electorado potencial de que si no hay posibilidad de poner en marcha una agenda social alternativa a Mariano Rajoy es por culpa del contrario.

Un día después de que Iglesias acusara al líder del PSOE de haber vuelto a «engañar» a sus votantes, de pactar con el PP para que Patxi López sea presidente de la Mesa del Congreso -algo que los socialistas aseguran que sólo hablaron con Ciudadanos-, y de haber alejado con ello la posibilidad de un entendimiento para la gobernabilidad del Estado, Pedro Sánchez acusó al líder de Podemos de actuar como un niño con una «pataleta» sólo porque se le niega la posibilidad de tener cuatro grupos parlamentarios. «Si no se hace lo que yo digo, no respiro» desdeñó.

El secretario general de los socialistas, empeñado en que lo mejor para España sería un pacto a la portuguesa como el alcanzado por Antonio Costas entre las fuerzas políticas de la izquierda, advirtió a Iglesias de que difícilmente quien le dio su apoyo en las urnas va a poder entender que porque no se haya cedido a ese propósito de Podemos y sus coaliciones, En Comú, Compromís y En Marea, se frustre el objetivo de subir el salario mínimo interprofesional, derogar la reforma laboral, garantizar las pensiones públicas, recupear la universalidad de la sanidad pública o sellar un pacto educativo para «acabar» con la Lomce. «Estas son las políticas, no los grupos políticos, no los sillones -adujo en Los Desayunos de TVE-, donde debemos ponernos de acuerdo».

El reproche sirvió para que Podemos recompusiese la figura y le devolviera la pelota en esta continua partida de pimpón en la que andan ambos sumidos. No fue Iglesias sino Iñigo Errejón, secretario Político de la formación, quien replicó a Sánchez que ellos están dispuestos a hablar con todo el mundo «sin líneas rojas ni precondiciones» y quien afirmó que su única queja es que, pese a las palabras, cuando ha llegado la hora de los hechos, el PSOE ha optado por un acuerdo que impide que el Congreso tenga otra «dinámica». Su crítica es que los socialistas se han quedado con lo estético, la presidencia, pero han cedido el control real de la cámara a PP y a Ciudadanos (al que tildó de «‘outlet’ del PP») que son quienes tienen mayoría en el órgano de gobierno interno.

«Uno no puede decir por las mañanas Portugal, Portugal, Portugal y por la tarde Alemania, Alemania, Alemania», argumentó en alusión al gobierno de gran coalición de la CDU de Merkel y los socialdemócratas de Sigmar Gabriel. «Nos gustaría que se aclarara -insistió-, pero por supuesto que vamos dispuestos a entendernos». El dirigente de Podemos dejó claro incluso que la celebración de un referéndum sobre la independencia de Cataluña no es condición ‘sine qua non’ para hablar, ni para ellos ni para sus socios de En Comú. «Es la mejor propuesta posible para seducir a una parte de los catalanes, pero estamos dispuestos a oír contraofertas», dijo.

Sánchez también había apelado por la mañana a la formación de Ada Colau. Hasta el punto de asegurar que está dispuesto a que el PSC negocie su entrada en el Gobierno de la actual alcaldesa (nada dijo de si sería también con los independentistas de Esquerra, como ella misma ha propuesto o no). El papel de Colau es clave para que a Sánchez le salga la jugada del pacto con Podemos que, por otro lado, y más después de algunos comportamientos vistos en la constitución de las Cortes, cada vez escama a más socialistas.

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, advirtió ayer de los posibles «experimentos contrarios a lo que indican las reglas básicas de la economía global» porque cree que sería «un auténtico suicidio nacional que esterilizaría los esfuerzos hechos para salir de la crisis».

Desde Ciudadanos, su presidente, Albert Rivera, quiso dejar claro que su partido «nunca» apoyará un Gobierno socialista con Podemos porque considera que la formación morada mas sus marcas territoriales, no tienen «un proyecto común» para España.

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