Podemos sabía que sus socios no podían tener grupo en el Congreso

La formación de un grupo parlamentario propio en el Congreso amenaza los pactos de Podemos con sus socios de En Marea, En Comú y Compromís. El partido de Pablo Iglesias se lo exige a los demás partidos y la Mesa del Congreso, y sus aliados se lo reclaman a él porque fue una de las condiciones pactadas para formar las candidaturas conjuntas.

Pero la dirección del partido morado ya sabía antes de sellar los acuerdos que no iba a ser posible que sus socios catalanes, gallegos y valencianos pudieran tener sus respectivos grupos. La número tres de Podemos, Carolina Bescansa, afirmó en una entrevista concedida al diario Faro de Vigo el 23 de agosto pasado que iba a ser «imposible» que En Marea «tenga grupo parlamentario» en el Congreso. Bescansa decía en el rotativo vigués que «Podemos ofrece autonomía», pero no podía garantizar el grupo en la Cámara baja. Lo dijo antes de que se cerrara la alianza electoral con Anova y Esquerda Unida en Galicia.

Por ley

El reglamento del Congreso establece que dos fuerzas que no han competido entre sí en unas elecciones no puede constituir juntas un grupo parlamentario. Una disposición a la que se aferran PP, PSOE y Ciudadanos, las tres fuerzas que junto a Podemos forman la Mesa, para negar esa posibilidad que supondría triplicar la voz del partido morado y sus socios y sus recursos económicos.

La solución al problema puede convertirse en un elemento sustantivo para la marcha de las relaciones del partido que lidera Iglesias y sus aliados, y todas las alternativas que se manejan no satisfacen a las marcas nacionalistas. Se ha planteado la posibilidad de crear un grupo confederal que reúna a los tres socios, una fórmula que los servicios jurídicos del Congreso tendrán que decir si es legal; la unión de alguno de ellos con los dos diputados Izquierda Unida; o la formación de un solo grupo de Podemos en el que se repartirían los tiempos entre cuatro portavoces.