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Rajoy busca embarrar los contactos PSOE-Podemos con una votación sobre Cataluña

El PP prepara una iniciativa para que Sánchez se retrate sobre el referéndum y sirva de «prueba del algodón».

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Nuria Vega | Madrid
León

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No hay tregua en la «guerra fría», como la califica Ciudadanos, desatada entre el PP y el PSOE en el proceso de formación del nuevo Gobierno. Mariano Rajoy reunió hoy a su comité de dirección en la calle Génova y dio el visto bueno a una iniciativa parlamentaria que busca poner a los socialistas entre la espada y la pared. Si el Congreso resuelve finalmente retomar su actividad ordinaria, los populares forzarán una votación para que PSOE y Podemos se pronuncien sobre el principal elemento que turba el entendimiento entre ambos partidos: la consulta en Cataluña.

Los servicios jurídicos de la Cámara baja estudian aún qué tipo de debates podrán celebrarse en el Congreso mientras el Gobierno continúe en funciones. Pero por lo que pueda pasar, el PP, en principio partidario de mantener el hemiciclo a medio gas, se prepara para no desaprovechar ni la más mínima oportunidad que brinde la nueva situación política.

El texto de la proposición no de ley no está todavía redactado, aunque el vicesecretario de Sectorial del partido, Javier Maroto, avanza que se trataría de reafirmar que «el derecho de autodeterminación no es algo que las comunidades autónomas puedan tramitar». Es decir, que Cataluña no puede gestionar un referéndum soberanista.

Los populares calculan que, como pronto, el pleno del Congreso podría abordar el documento la semana del 8 de febrero. Para entonces, siempre y cuando se cumplan las previsiones, Rajoy habría fracasado en sus dos primeros intentos de ser investido presidente del Gobierno, y el PSOE estaría inmerso ya en su fase de negociación con el resto de formaciones para tratar de fraguar un Ejecutivo «progresista». Es decir, que la votación sobre el referéndum que distancia a los socialistas de Podemos serviría como una herramienta más de desgaste y de presión sobre Pedro Sánchez.

La prueba del algodón

«Será la prueba del algodón para los socialistas y Podemos, que tendrán que mojarse y decir sí o no al derecho de autodeterminación», proclamó Maroto desde la sede del PP sin ocultar las intenciones de los suyos, que aspiran a obligar al PSOE a retratarse y a probar la unidad interna de los de Pablo Iglesias

En los últimos días, Rajoy ha vinculado cada movimiento del líder de los socialistas con una intención «de conseguir a toda costa el apoyo de independentistas y rupturistas para ser presidente del Gobierno». Así lo denunció ayer el jefe del Ejecutivo en funciones en una entrevista en RNE. Y en ese contexto ubica la cesión de cuatro senadores del PSOE a Esquerra y Democràcia i Llibertat para que puedan conformar sus propios grupos en la Cámara alta.

Es más, el presidente del PP presenta a un Pedro Sánchez más dispuesto a sentarse a hablar con quienes abogan por la ruptura con España que con los populares, y capaz de reeditar «una especie de Pacto del Tinell» para excluir a Rajoy de cualquier posible acuerdo de legislatura.

Las relaciones entre ambos nunca han sido buenas, pero la oposición rotunda de Sánchez siquiera a intentar negociar con el PP ha terminado por dinamitar la escasa empatía existente. Fuentes del entorno de Rajoy ya avanzaban, cuando aún no había concluido la campaña electoral, que tenían más posibilidades de entendimiento con Susana Díaz. El jefe del Ejecutivo, sin querer llegar tan lejos, se limitó ayer a subrayar la «relación correcta» que mantiene con la presidenta socialista de Andalucía.

Acababa de descartar tener «previsto» un nuevo encuentro con el secretario general del PSOE.

Aún así, la apuesta de Rajoy no ha variado. Frente a un Gobierno de izquierdas «que terminaría como el rosario de la aurora», sólo ve posible el Ejecutivo respaldado por PP, PSOE y Ciudadanos, y cree que «hay muchísimo margen para entenderse». De lo contrario, entiende que la repetición de las elecciones será inevitable. De hecho, él mismo y su partido parecen haberse embarcado en una nueva precampaña electoral. Y si todo sale mal, el presidente se esfuerza en descartar que este sea el ocaso de su carrera: «Tengo intención de seguir en la vida política».

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