«Las tratamos mejor por ser hija y esposa de compañero y ahora ellas le dan la vuelta»

La jefa de la investigación y responsable de la UDEV lamentó que el hecho de que se tratara mejor a la madre y a la hija por ser familiares de un compañero «ahora se esté aprovechando para darle la vuelta a las cosas». Fue a preguntas del letrado defensor, que insistió de nuevo en la nulidad de la confesión de Montserrat.

«Trajimos a la madre y a la hija para que se juntaran y en ese momento se relajaron. Habían estado bastante altivas hasta entonces y es ese el momento en que me comentan que ellas han estado hablando entre dientes y que Montserrat había dicho: ‘Voy a acabar con esto y voy a acabar con todo porque la persona que tiene la pistola es policía’», explicó.

«No me sorprendió que aceptara declarar finalmente porque cuando un detenido pasa un día en el calabozo, lo que tiene es ganas de acabar con todo. No hay ningún sitio donde diga que no se puede escuchar a un detenido, pero para tomarle declaración se necesita su letrado. Nosotros las tratamos mejor por ser familiares de un compañero y ahora se está aprovechando esto para darle la vuelta a las cosas».

No hubo chivatazo

Entre el momento en que madre e hija revelaron involuntariamente el lugar en el que estaba la pistola y la llamada del agente que notificó que Gago había encontrado la pistola en su coche «pasó apenas media hora. Los policías de Burgos fueron también a casa de Raquel, pero no se les incluyó en el acta porque no hay que poner a todo el mundo. Quizá fue un exceso de celo. Las consecuencias las determinará su señoría».

No a la libertad

«Si hubiéramos sabido que había una llamada de Triana a Raquel instantes después del crimen, no habríamos dejado en libertad a Raquel. Lo hicimos porque entendimos que entregaba el arma voluntariamente. Para esclarecer un crimen no es absolutamente necesaria la aparición del arma». Llamó igualmente la atención a la inspectora el hecho de que Triana llamara a Gago a través de un iPhone, después desde el prepago y otra vez desde el iPhone, todo ello en un intervalo mínimo de tiempo.

La jefa de la UDEV reconoció que se planteó la posibilidad de pedir permiso a la instructora para salir a buscar el arma a la calle. «Yo no pondría calificativo, me he limitado a valorar los indicios». Tampoco quiso valorar el hecho de que Gago tardara 30 horas en entregar el arma: «Tuvo tiempo de deshacerse del arma, pero eso depende de lo que se propusiera y de que cómo quisiera esconderla de bien»,

Posiciones erróneas

Reconoció que el informe de posicionamientos es incorrecto: «Quizá sea un problema informático o culpa de los listados de llamadas que nos han remitido las compañías telefónicas».

Los policías que acudieron en primer lugar a la zona de los hechos pasaron también por sala para explicar que estuvieron allí hasta el levantamiento del cadáver. Los agentes de la Policía Local que realizaron la detención de la madre y la hija reconocieron que ante la insistencia del policía jubilado sobre la posibilidad de que la madre tuviera un arma, tuvieron que desenfundar la suya.

Temía que la llamada fuera un error y además ví a la señora y a la chica tan tranquilas que no me parecía normal. Intentaron marcharse con el coche y ahí fui consciente de que ya había algo sólido. El otro compañero reconoció su voz en la grabación del momento de la detención y también identificó al policía jubilado como la persona que realizó la llamada.