Sentimiento, un gran esfuerzo y profesionalidad

Me piden que elija una noticia de las publicadas en el tiempo en el que fui director del DIARIO DE LEÓN. Gran dificultad sin duda. Naturalmente entiendo que la noticia ha de ser enjuiciada únicamente por el impacto social que tuvo y por el trabajo periodístico desarrollado. Bajo ese prisma, me quedo con el periódico publicado el día 12 de marzo de 2004, que recogía la información sobre el atentado de Atocha, el fatídico 11-M, con el título Al Qaida asume el horror.

Al margen del esfuerzo colectivo desarrollado, el trabajo de una redacción sobrecogida por el espanto pero que supo sobreponerse con profesionalidad a los sentimiento, elijo esta portada porque fuimos uno de los pocos periódicos del país, tal vez el único, que atribuyó el atentado al islamismo radical de Al Qaeda.

No éramos unos visionarios, naturalmente. Trabajábamos en la redacción con datos objetivos y finalmente decidimos publicar la polémica portada. Recuerdo que al día siguiente una lectora me escribió una carta que rozaba el insulto por no haber seguido las indicaciones del Gobierno y haber dejado fuera de sospecha a ETA. Le comenté los argumentos que nos habían llevado al titular de portada. Algunos días después, cuando el Gobierno reconoció la verdad, la misma persona me escribió otra carta en la que pedía disculpas y alababa nuestro trabajo. Aquella carta, que en alguna parte conservo, nos reconfortó a todos, porque veíamos que era la demostración de que el trabajo bien hecho acaba siendo bien valorado.

Con posterioridad, aquella portada fue objeto de análisis y comentarios. Recuerdo que en una charla en un colegio, uno de los alumnos me preguntó por qué habíamos optado por ese titular, cuáles eras las noticias que nosotros conocíamos y los periódicos de Madrid no. Le expliqué que todos los medios internacionales daban por hecho desde media tarde que el atentado tenía raíces islámicas, que se conocía ya el contenido de una carta reivindicativa y que las Bolsas principales del mundo, como Walt Street, estaban bajando con fuerza. Este dato lo valoramos como definitivo (el dinero tiene un olfato especial para estas cosas). Pero esos datos también los conocían los periódicos importantes, estaban al alcance de todos, ¿por qué razón no los tomaron también en consideración? Hay una razón fundamental. En el DIARIO DE LEÓN no hicimos seguidismo de las tesis del Gobierno español porque éramos un periódico pequeño para La Moncloa. A mí, como director, Aznar no me llamó para decirme que había sido ETA. Si me hubiera llamado sin duda me hubiera ocurrido lo que le pasó a los directores de los grandes rotativos de España, fundamentalmente a las cabeceras de Madrid. Al igual que ellos, ¿cómo iba a sospechar yo que Aznar me iba a mentir, con el único fin de ganar tiempo para la jornada electoral? A uno le hubiera gustado no haber tenido que hacer aquel periódico. Nunca. Naturalmente. Pero desde el punto de vista periodístico, sin duda fue uno de esos trabajos que llenan a la redacción de orgullo. A todos los periodistas. También a los empleados de taller, que ven sobradamente justificada la prolongación de la jornada laboral, sin más recompensa que la satisfacción de haber contribuido al trabajo bien hecho.