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El PP y Podemos 'pinzan' a Pedro Sánchez, que pierde la primera votación de la investidura

El tono bronco del cara a cara Sánchez-Iglesias enturbia un posible diálogo. Garzón propone una nueva negociación de las izquierdas

Pedro Sánchez hoy, en el Congreso de los Diputados

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SONIA LÓPEZ / MADRID
León

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El líder del PSOE, Pedro Sánchez, es el tercer candidato a la investidura como presidente del Gobierno que debe acudir a un segunda votación para intentar conseguir su objetivo, después de Leopoldo Calvo Sotelo en 1981 y José Luis Rodríguez Zapatero en 2008. Pero a diferencia de ellos, a priori, no se prevé que Sánchez consiga tampoco en esa segunda votación los apoyos suficientes.

La candidatura de Sánchez ha sido rechazada hoy por el pleno del Congreso por 219 votos en contra, 130 a favor y 1 abstención, por lo que, de acuerdo con el artículo 99 de la Constitución, se ha convocado una nueva votación en el plazo de 48 horas, en la tarde del viernes.

Hoy necesitaba mayoría absoluta para ser elegido, pero el viernes ya le bastaría mayoría simple, es decir, más votos a favor que en contra. De acuerdo con las intervenciones de los líderes de los diversos partidos, no se prevé que Sánchez logre tampoco entonces los respaldos suficientes para ser elegido presidente, por lo que por vez primera desde la reinstauración de la democracia un candidato a la investidura no lograría la confianza del Congreso. 

Los dos anteriores candidatos que necesitaron una segunda votación sí lo consiguieron.

Pero la dureza de las acusaciones que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha vertido hoy contra los socialistas en el debate de investidura ha enturbiado unas relaciones ya tensas entre ambos partidos, aunque nadie quiera dar todavía por cerrada la posibilidad de un acuerdo que evite las elecciones.

Dos meses son mucho tiempo, y a eso se agarran quienes apuestan tanto en el PSOE como en Podemos por que las elecciones sean la última opción, pese a que muchos admiten también que el tono de hoy ha sonado ya a campaña electoral.

La alusión de Iglesias a uno de los sucesos más negros de la llamada "guerra sucia" contra ETA al pedir al secretario general del PSOE que no se deje aconsejar por quien en su partido tiene un pasado "manchado de cal viva" no ha sorprendido y decepcionado sólo a los socialistas.

También varios diputados de Podemos han admitido esta tarde que el discurso inicial de Iglesias y su mano tendida han quedado diluidos por el tono bronco que ha adquirido el cara a cara con Sánchez, después de que el líder de Podemos sacara a relucir la cal viva con la que los GAL enterraron a los etarras Lasa y Zabala.

Y no por mencionarlo una vez en su discurso, sino porque consideran que no hacia falta repetirlo en su réplica una segunda vez para señalar directamente a Felipe González como el propietario de ese pasado manchado de cal viva.

Algunos parlamentarios de Podemos reconocen que a Iglesias se le "ha ido la mano" o "se ha venido arriba", aunque los más cercanos al secretario general defienden que es normal que al PSOE le duela que le pongan "un espejo delante" y le recuerden la verdad. Pese a ello, y pese al malestar que las recriminaciones de Iglesias han provocado en el PSOE, en Podemos no quieren dar el partido por perdido todavía y esperan poder reconducir una negociación con los socialistas en estos dos meses que hay de plazo.

Quizá vean una salida en el emplazamiento que ha hecho del líder de IU, Alberto Garzón, a Pedro Sánchez al invitarle a buscar a partir de la semana que viene un acuerdo de gobierno de izquierdas y a recuperar la mesa de negociación "a cuatro" con PSOE, Podemos, Compromís e Izquierda Unida. Una posibilidad a la que también ha apelado el portavoz de Compromís, Joan Baldoví, quien además ha pedido "rebajar el tono para facilitar un futuro cambio" sin nombrar expresamente a Iglesias.

Para la dirección de Podemos, lo que se ha comprobado hoy es que la alianza de Sánchez con Ciudadanos no ha convencido a nadie más en la Cámara y que el líder del PSOE ha venido a "jugar a ser presidente por un día".

No comparten que Pedro Sánchez haya intentando culpar a los demás de que no le den los números para ser presidente con Albert Rivera, pero no ocultan el temor a que ese pacto haya abierto de verdad la puerta a una gran coalición. Por eso esperan que Sánchez se atreva a alejarse de Ciudadanos y que le dejen los de su partido acercarse a Podemos.