Diario de León

Los constitucionalistas discrepan sobre si el rey debe abrir otra ronda

Los partidos asumen que no puede haber nuevos aspirantes sin garantías de acuerdo.

Vista general del hemiciclo durante la intervención de Pedro Sánchez. JAVIER LIZÓN

Vista general del hemiciclo durante la intervención de Pedro Sánchez. JAVIER LIZÓN

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p. de las heras | madrid

Se abren dos meses de incertidumbre. Nunca había habido un Parlamento tan fragmentado y, por eso mismo, nunca en las casi cuatro décadas trascurridas desde que se aprobó la Constitución, se había dado la circunstancia de que el Congreso negara la confianza a un candidato a la presidencia del Gobierno. ¿Qué ocurrirá a continuación? Aunque resulte extraño, la pregunta no tiene una respuesta evidente. La Carta Magna describe en su artículo 99 el procedimiento que ha de seguirse para la formación de Ejecutivo, pero lo que no hay es desarrollo legislativo de ese precepto. De modo que, ahora, aparecen distintas interpretaciones.

Conforme a la literalidad constitucional, si el candidato propuesto en primera instancia por el jefe del Estado no lograra el respaldo de la mayoría absoluta de la Cámara baja –o el de una mayoría simple, en segunda votación- «se tramitarán sucesivas propuestas en la forma prevista» en el propio artículo 99, es decir, previa consulta del monarca a aquellos portavoces designados por los grupos políticos. La duda, y la discrepancia entre expertos constitucionalistas, está en si el rey está obligado a convocar de inmediato una nueva ronda de audiencias o si ha de hacerlo una vez que desde las Cortes se le traslade que la situación se ha desbloqueado.

«Me temo -admitían ayer fuentes parlamentarias-que eso es algo que ni el propio rey tiene claro». Desde la Jefatura del Estado sostienen, sin embargo, que parece «coherente» que don Felipe espere una comunicación del presidente del Congreso.

Es una lectura que comparten distintos representantes políticos y que, probablemente, acabará imponiéndose. La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, afirmó ayer, tras la rueda de prensa del Consejo de Ministros, que la decisión debe tomarse entre «las Cortes, la Casa del Rey y los distintos partidos», pero la misma secretaria general de su formación, María Dolores de Cospedal, dijo el jueves que lo lógico es que, primero, los partidos abran negociaciones entre sí y que sólo si alguno consigue apoyos suficientes, se lo haga llegar a don Felipe «directamente o a través del presidente del Congreso», para que éste le proponga.

Seguramente, la incógnita terminará de resolverse, en todo caso, el lunes. El monarca se reunirá con Patxi López a las 13 horas. Según fuentes parlamentarias, lo que tratarán de dilucidar es precisamente qué hacer ahora.

En el entorno de la Casa del Rey ya habían advertido de que el Jefe del Estado no propondrá un candidato sin garantías de acuerdo. En el caso de Sánchez lo hizo porque, a tenor de las conversaciones mantenidas con todos los grupos en las rondas celebradas entre el 18 y el 22 de febrero (cuando Mariano Rajoy declinó su ofrecimiento) y entre el 26 y 2 de febrero (cuando propuso al secretario general del PSOE), tenía alguna posibilidad, pero sobre todo, porque si no hubiera hecho propuesta alguna, se habría producido un bloqueo institucional imposible de resolver, dado que el plazo para la convocatoria de nuevos comicios sólo empieza a correr, según la Constitución, a partir de la primera votación de la investidura.

Lo que parece obvio, y ya asumen los líderes de todos los partidos, es que ninguno de ellos puede ir a Zarzuela simplemente a pedir la vez a ver si suena la flauta.

Si en los 60 días que quedan por delante nadie es capaz de convencer a una mayoría de diputados de que merece su apoyo, algo nada descartable, no habrá pues nuevas votaciones y el 2 de mayo se convocarán elecciones para el 26 de junio.

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