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INVESTIDURA

Sánchez y Rivera le adelantan a Rajoy que no se reunirán con el

Los socialistas y C’s limitan los contactos a los encuentros de los equipos negociadores.

El portavoz de Ciudadanos en el Congreso, Juan Carlos Girauta. SERGIO BARRENECHEA

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León

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r. gorriarán | madrid

El secretario general del PSOE y el presidente de Ciudadanos aún no han recibido la llamada del presidente del Gobierno para mantener una reunión pero le recomendaron que se la ahorre porque van a decir que no. Tanto Pedro Sánchez como Albert Rivera señalaron que es el tiempo de los grupos de negociación para hablar de programas y no el de los líderes.

«Le digo a Rajoy que para hablar de investiduras, hay que hablar en los equipos negociadores», sentenció el líder socialista. «No habrá más bailes de parejas. Las reuniones serán siempre con equipos de negociación», complementó el portavoz de Ciudadanos en el Congreso, Juan Carlos Girauta. El presidente del Gobierno tenía previsto llamar esta semana a Sánchez y Rivera para concertar una cita, bien a solas, bien con ambos a la vez, para explorar las posibilidades de un pacto entre PP, PSOE y Ciudadanos para optar a la reelección.

Fuentes de La Moncloa señalaron que, pese a todo, Rajoy mantiene la idea de ponerse en contacto telefónico con ambos para convencerles de que reconsideren su negativa y desbloquear la situación. Los portavoces oficiales advirtieron, no obstante, que la decisión no está cerrada.

Las dos reuniones que han mantenido el presidente y el líder socialista tras las elecciones del 20 de diciembre han terminado como el rosario de la aurora. La de la víspera de Nochebuena en La Moncloa duró apenas 20 minutos, sin tiempo para tomar un café, porque el secretario general del PSOE no dejó ni exponer a su anfitrión la propuesta que tenía. Fue el primer no de Sánchez a todo lo que pueda plantear el líder del PP o alguien de su partido. La segunda tuvo lugar el 12 de febrero en el Congreso, la que pasará a la historia por el detalle de Rajoy de dejar a su interlocutor con la mano en el aire cuando pretendía estrechar la suya, también fue de 25 minutos e igual de gélida. El desacuerdo fue total.

Los encuentros con Rivera han sido menos abruptos, pero también fueron parcos en resultados. Se vieron el 28 de diciembre en La Moncloa y el 11 de febrero en el Congreso, y en un ambiente más cordial no llegaron a ningún acuerdo ni establecieron vías de enlace entre el PP y Ciudadanos.

La relación entre Rajoy y Sánchez nunca ha sido buena, pero se convirtió en tormentosa tras al debate que mantuvieron en la campaña electoral, en el que intercambiaron las descalificaciones de indecente y ruin, entre otras lindezas. Lejos de mejorar después de los comicios, han ido a peor, como se puso de manifiesto en los plenos de investidura de la semana pasada.

Si Rajoy tenía la impresión de que la convocatoria de nuevas elecciones el 26 de junio iba a ser inevitable, esa sensación se ha visto reforzada, salvo milagro de última hora del PSOE con Podemos. En La Moncloa y en el PP no se han andado con paños calientes para reconocer que sin los socialistas Rajoy no tiene nada que hacer.

Con Rivera no era una cuestión tan definitiva, pero La Moncloa y el PP confiaban en mejorar una relación que siempre ha sido difícil y que ha empeorado en los últimos días.

Aunque en La Moncloa tenían muy pocas expectativas, los dos portazos llevaron el pesimismo al entorno presidencial. Todo lo contrario del espíritu de Sánchez. «Me veo en La Moncloa, por supuesto. Voy a ser presidente del Gobierno y no va a haber elecciones», declaró eufórico.

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