TERREMOTO EN EL PARTIDO MORADO
El golpe de autoridad de Iglesias amenaza con romper a Podemos
Los errejonistas se repliegan a sopesar una respuesta y no descartan ningún escenario
El golpe de autoridad de Pablo Iglesias sitúa a Podemos ante un horizonte incierto en el que no se puede descartar la fragmentación del partido. El grupo de colaboradores afín al líder salió este miércoles en tromba a defender la destitución fulminante de Sergio Pascual, afín a Íñigo Errejón, como secretario de organización. Lo hicieron tono áspero en varios medios de comunicación. Mientras, los errejonistas se mantenían silentes. La consigna es mantener la calma para sopesar en frío una respuesta al órdago de Iglesias.
No descartan ningún escenario. Incluso dirigentes que no están alineados en ninguna de las facciones mostraron su sorpresa y no negaron la posibilidad de que el partido acabe abocado a un congreso antes del verano. Para que así fuera, sería necesario que dimitiese la mitad del consejo ciudadano estatal, que es el órgano de dirección del partido y cuenta con una mayoría de miembros cercanos a Errejón. El consejo se reúne cada tres meses por mandato estatutario y el próximo encuentro no puede producirse más tarde del 3 de abril.
La incertidumbre se ha disparado con la determinación de Iglesias. El secretario general venía preguntándose desde la semana pasada el origen de las filtraciones de una crisis interna que, si bien se ha recrudecido en los últimos meses, se había conseguido silenciar. Se sentía dolido al pensar que algunos compañeros hubiesen puesto en peligro el proyecto por discrepancias que, a fin de cuentas, se dan en todas las organizaciones políticas. En el momento delicado en el que trata de entablar negociaciones con Pedro Sánchez, los socialistas comenzaron a manejar datos internos de Podemos y a explicar que los morados tienen dos almas: la radical, que él encabeza, y otra moderada, liderada por Errejón, su número dos, que estaría dispuestos a abstenerse para permitir gobernar al PSOE.
La decisión implica que toma el poder del partido, más del que ya ostentaba, puesto que fulmina al hombre fuerte de Errejón. Pascual ha coordinado la construcción de la fuerza morada en los territorios y ha estado en contacto directo con las direcciones autonómicas, fuente de poder interno y recursos económicos desde que llegaron a las instituciones en las elecciones de mayo de 2015. Aunque el número dos conserve la secretaría política, se queda sin mando operativo e igualado con los 'pablistas' en la ejecutiva.
EL SUCESOR Y LA ENCRUCIJADA
Ahora Iglesias acumula influencia y arrincona a los errejonistas, puesto que asume las competencias de Pascual. La fórmula, insisten los suyos, es provisional, hasta que se nombre un nuevo secretario de organización. Esa elección está en sus manos y fuentes de Podemos dan por hecho que el nuevo cargo estará entre su equipo de colaboradores más estrechos. Algunas voces apuntan a Rafa Mayoral, miembro de la ejecutiva cercano a Iglesias, y enfrentado a los fieles de Errejón.
Queda en el aire si los ‘arrinconados’ cederán a la maniobra del secretario general y se someterán a la disciplina o protagonizarán un contragolpe para echarle un pulso, pero nadie descarta que haya un movimiento como el que ya se produjo en la Comunidad de Madrid. La semana pasada, la dimisión del homólogo de Pascual en la región desencadenó la renuncia en bloque del sector errejonista, que le apoyó y criticó la dirección de Luis Alegre, fiel a Iglesias.
TONO RUDO
El tono áspero empleado por Iglesias y sus colaboradores para justificar la destitución de Pascual abrió aún más las heridas y exigió a los errejonistas un ejercicio de contención para no salir en tromba a defender a Pascual. El líder evidenció su malestar en una carta abierta en la que pidió a los podemistas que eviten “lógicas que pudren los partidos y el alma de sus dirigentes”.
El exsecretario de organización, aducen los cercanos a Iglesias, ha realizado una gestión “deficiente”. La jefa de gabinete, Irene Montero, le señaló como “el responsable”. Mayoral dijo que su remplazo era necesario. “Cuando un centrocampista no funciona, lo cambias”, apostilló.
En pleno oleaje, el secretario general evitó intervenciones públicas, pero los suyos le arroparon. Tanto en la dirección estatal como algunos territorios que le son afines. Errejón y Pascual se mantuvieron en silencio y no acudieron al Congreso. El único rastro de sus apoyos quedó fijado en los comentarios en Twitter, pero los dirigentes se mantuvieron firmes en la consigna de no responder.
MADRID, RUIDO DE FONDO
En cambio, tras una semana de silencio, el jefe autonómico del partido morado en Madrid, salió este miércoles a defender su gestión, fuertemente criticada por los diez errejonistas dimitidos en esa comunidad. Luis Alegre se niega a renunciar a cargo. "No me planteo nada que no sea seguir trabajando. Este no es el momento de mirarnos al ombligo", se defendió. Confirmó que Iglesias le comunicó en el Congreso, personalmente, la decisión de destituir a Pascual y aseguró que se siente con toda la confianza de la dirección para continuar como secretario general en Madrid.