La CUP presiona para no obedecer al Constitucional
Puigdemont se estrena en la escena internacional con un viaje a París.
c. reino | barcelona
La CUP lleva unas semanas con la mosca detrás de la oreja y recela de cómo está transcurriendo el proceso soberanista, que a su juicio no acaba de arrancar del todo y no da pasos inequívocos de ruptura. Las declaraciones de los últimos días de destacados dirigentes de Convergència, como Artur Mas o Josep Rull, que han apuntado que CDC no es un partido indepedentista sino soberanista y en el que deberían tener cabida también los contrarios a la secesión, han disparado todas las alarmas en la izquierda radical independentista, que está dispuesta a lanzar un órdago a Junts pel Sí para que aclare si está frenando o si los posicionamientos de Mas y Rull se han de interpretar en clave interna de proceso de refundación del partido.
La CUP ha registrado en la Cámara catalana una moción, que se debatirá en el próximo pleno del 30 y 31 de marzo, en la que insta al Ejecutivo catalán a aplicar ya la declaración independentista aprobada el 9 de noviembre de 2015 y que fue anulada posteriormente por el Tribunal Constitucional. «Instamos al Gobierno catalán a que elabore y presente a este Parlamento en un máximo de treinta días un plan de ejecución de todos y cada uno de los anexos de la declaración», reza la iniciativa parlamentaria. La moción reitera además la vigencia y el contenido de la resolución e insta a la Generalitat a «no atender el contenido de la sentencia» del Constitucional.
De aprobarse, el Parlamento catalán estaría lanzando un desafío en toda regla al Constitucional y proclamando abiertamente su intención de ignorarlo. La declaración anulada negaba, de hecho, la «legitimidad» y «competencia» del tribunal en Cataluña, aunque el Ejecutivo autonómico sigue recurriendo a él para resolver sus conflictos competenciales con el Gobierno central. En cualquier caso, esta semana la Cámara autonómica ya ha iniciado los trabajos para elaborar la ley de la hacienda propia, que es uno de los puntos que recoge la declaración anulada.
La moción constituye el segundo movimiento en este sentido de la formación de la izquierda radical, que está presionando Puigdemont y a Junts pel Sí para que aceleren la desconexión.
En medio de la desconfianza mutua Puigdemont mantiene al menos los gestos de rebeldía. El presidente de la Generalitat se estrena hoy en la escena internacional, con una visita de tres días a París, que supondrá la puesta de gala de la nueva diplomacia catalana.