MOVIMIENTOS EN LA IZQUIERDA ALTERNATIVA
Garzón sugiere a Iglesias que quiere ir en la lista por Madrid el 26-J
El líder de Podemos se enfrenta a la disyuntiva de desplazar a afines a Errejón para hacer hueco al diputado de IU
Pablo Iglesias deberá tomar una determinación especialmente controvertida en los próximos días: hacerle o no hueco a Alberto Garzón en la lista por Madrid y desplazar a otros dirigentes morados en la coalición electoral que ultiman ambos partidos. El líder de IU anunció este lunes que desea concurrir en la capital el 26-J y no en su Málaga natal. Es uno de los detalles que queda por confirmar en el acuerdo que tejen Podemos e IU y no es precisamente el más sencillo de resolver, porque cualquier encaje implica irremediablemente retrasar a algunos dirigentes que se presentaron el 20-D con Podemos. ¿A quién desplazar? La disyuntiva es comprometida y puede enrarecer las ya turbias relaciones internas.
Las listas cremallera, que combinan simultáneamente un candidato hombre y una mujer, dejan pocas opciones para los primeros puestos. El uno, nadie lo discute, será Iglesias. El tres, fue Íñigo Errejón en las pasadas elecciones, pero no está claro que, con la petición de Garzón sobre la mesa, ese lugar continúe perteneciendo al secretario político. El entorno errejonista no cree que el líder llegue a decidir un castigo similar y observan la sugerencia del de IU como un elemento de presión negociadora.
Fuentes de la dirección del partido aseguran que esa decisión aún no se ha tomado y que “no es seguro” que Garzón pueda ir en la lista por la capital. Pero aún así, el dirigente de izquierdas insiste, y considera que “es natural y está preconcebido en imaginario social que los candidatos vayan por la lista por Madrid”.
Además de los puestos en esa papeleta, también están en disputa los de las circunscripciones andaluzas, el territorio donde IU tiene históricamente su mayor fuerza y, hasta ahora, copados en Podemos por dirigentes del entorno de Sergio Pascual, el exsecretario de organización afín a Errejón que fuera destituido por Iglesias con acusaciones de falta de lealtad. En el partido dan por hecho que la coalición de izquierdas reclamará un número significativo de primeros puestos en las listas andaluzas y que el secretario general les podría conceder algunos de ellos para desplazar a ciertos errejonistas tras la batalla interna.
ACTOS JUNTOS, CAMPAÑAS POR SEPARADO
Mientras, Alberto Garzón dio este lunes algunos detalles de cómo prevé que sea la contienda electoral para el 26-J. Adelantó que su propuesta es mantener la marca de IU y se mostró determinado en no ceder a esa exigencia, que continúa despertando dudas en Podemos. “Sí puedo afirmar rotundamente que habrá las siglas de IU en toda la campaña y en todo el país”, señaló. También quiere que las giras se hagan por separado, para mantener identidades diferenciadas, pero propone que se organicen algunos mítines conjuntos.
No habrá que esperar demasiado para ese arranque electoral. Garzón advirtió que en cuanto el Rey confirme que no hay candidato a la investidura y se ponga en marcha el mecanismo para convocar comicios la campaña habrá empezado este mismo miércoles. Y anunció que, en ese caso, el pacto con Podemos se podría rubricar en breve.
ACERCAMIENTO A LOS ‘ANTICAPIS’
Y mientras el escenario electoral se acerca y el pacto con IU se hace cada día más tangible, Iglesias evidencia el alejamiento de los dirigentes errejonistas y, en cambio, muestra un claro apoyo a los miembros de Izquierda Anticapitalista (IA). Se trata del sector crítico que intentó imponer en Podemos un funcionamiento más asambleario y que fue liderado en su día por Pablo Echenique -ahora en el sector oficialista-, por la líder andaluza Teresa Rodríguez, y por el eurodiputado Miguel Urbán. A estos dos últimos hizo referencia este domingo Iglesias desde el escenario de un acto de campaña en Madrid, y no fue hasta haberlos nombrado que mencionó también a su secretario político. Errejón estuvo presente en el evento pero no intervino.
El guiño a los ‘anticapis’, como les denominan en el lenguaje coloquial del partido, es leído por los dirigentes como un claro intento del secretario general de buscar un nuevo núcleo de apoyo interno tras las tensiones vividas con el número dos.