Distintas visiones del hecho

El pacto fue imposible porque Ciudadanos y Podemos, con el apoyo de IU y Esquerra, querían que la reducción de gastos se hiciese sobre el límite máximo que permite la ley, 13 millones por partido (sin el ‘mailing’). Que ahorrasen quienes gastan dos o tres veces más que los demás. Aunque divergían en la dureza del recorte, estaban dispuestos a acordar una rebaja del 50%, que dejaba el tope en 6,5 millones. El PSOE, en aras del acuerdo, estuvo dispuesto a asumirlo, pero PP, Convergencia y PNV lo rechazaron. El PP, que contraofertó un descenso para todos según su gasto real en diciembre y proporcionado a sus escaños, no aceptaba ser el principal pagano.