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«De Alfonso llevaba el micro con él», aseguran ahora los investigadores

La policía descarta una ‘chicharra’ en el despacho del ministro, pero no sabe quién filtró el pinchazo.

Publicado por
León

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m. sáiz-pardo | madrid

No fue un micrófono -una ‘chicharra’ en el argot policial- oculto en algún rincón del despacho de Jorge Fernández en la sede del Ministerio del Interior. «Lo que está claro es que, voluntaria o involuntariamente, Daniel de Alfonso llevaba encima el micro que grabó, al menos, una de las dos conversaciones con el ministro», aseguran categóricos los responsables de la Policía Judicial y de la Policía Científica que trabajan en la investigación sobre las grabaciones que han sacudido el tramo final de la campaña electoral. «Harina de otro costal -admiten- es saber quién y por qué ha filtrado esas conversaciones» y determinar hasta qué punto los ajustes de cuentas entre mandos del CNP han propiciado que ahora se hagan públicos esos pinchazos.

Las claves que han permitido a los expertos policiales sacar la primera conclusión sobre el origen de la grabación vienen de extractos de las conversaciones que mantuvieron el 2 y el 16 de octubre de 2014 el director de la Oficina Antifraude catalana y Jorge Fernández y que ha difundido el diario Público en las últimas horas. El primero de ellos, escogido por los especialistas por su «nitidez», es el corte de un minuto y 25 segundos en el que De Alfonso habla de cómo ha «ido moviendo los hilos» con varios empresarios supuestamente antisoberanistas. «Cuando éste se dispone a hacer un resumen de sus contactos y parece reacomodarse en su asiento para una larga exposición se aprecia claramente un ruido de roce de fibras, que delata sin ningún género de dudas que el sistema de grabación estaba pegado al cuerpo del director antifraude», revela un alto funcionario.

«Evidencias»

En otro de los extractos más nítidos, Daniel de Alfonso habla de los supuestos indicios que tiene para involucrar al ex alcalde de Barcelona Xavier Trías con una cuenta en el extranjero. En un momento se mueve para recoger unos papeles y -explican los especialistas- se vuelve a oír el ruido del roce con el micrófono, quizás ese día oculto en el maletín.

A estas «evidencias irrefutables» -señalan estos mismos especialistas- se unen otros indicios como que siempre se escucha más nítidamente a De Alfonso que al ministro y que los carraspeos del director antifraude hacen vibrar el sistema de grabación, cosa que no hacen los de Jorge Fernández.

Hasta ahí las «certezas científicas» recopiladas hasta ahora por los técnicos del Cuerpo Nacional de Policía. A partir de aquí, hipótesis. El sistema de grabación pudo ser directamente un micro escondido a propósito en el traje y/o en el maletín de Daniel de Alfonso (con su consentimiento) o la grabación pudo realizarse a través de su móvil sin que él lo supiera.

Los investigadores recuerdan que no hace falta instalar un sistema espía en el teléfono, ya que Sitel (Sistema de Interceptación Telefónica), la herramienta con la que cuentan desde 2001 las fuerzas de seguridad y el CNI para los pinchazos telefónicos, permite convertir los móviles en «micrófonos de ambiente» sin necesidad de descolgar el aparato, tal y como reveló una sentencia del Tribunal Supremo el pasado mayo, en un fallo que desveló uno de los secretos mejor guardados del Ministerio del Interior.

Que la grabación la realizara voluntaria o involuntariamente un micrófono que portaba De Alfonso -insisten los investigadores- no significa que el director de la oficina antifraude esté detrás de la filtración de un documento sonoro que, en principio, le perjudica.

La Policía Científica, hasta el momento, solo ha podido analizar los ‘cortes’ distribuidos por Público en su web. Ayer, agentes de la Policía Judicial se personaron en la sede del diario digital para reclamar los archivos en poder del periódico, pero los responsables del medio se negaron a facilitárselos porque los agentes no contaban con ninguna orden judicial.

De hecho, la investigación ‘interna’ encargada por Fernández no ha sido judicializada todavía. El ministro ha puesto al frente de estas indagaciones a varios de los mandos policiales más cercanos al Partido Popular y que pertenecen a uno de los bandos, cuya guerra, según todos los fuentes, está detrás de la difusión de las conversaciones.

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