Los yihadistas captados en la mezquita de la M-30 han muerto o combaten
La Audiencia Nacional reanuda la vista de una célula desarticulada en 2014.
efe | madrid
Un policía testificó ayer en el juicio de nueve acusados de captar yihadistas en la mezquita de la M-30 de Madrid que al menos doce adoctrinados por esta célula se desplazaron a Siria, donde seis murieron, y que casi todos los demás siguen combatiendo con el Estado Islámico.
La Audiencia Nacional reanudó ayer la vista de los presuntos miembros de la Brigada Al Andalus, radicada en Madrid, que supuestamente recaudaba dinero en la mezquita de la M-30 para financiar sus actividades de adoctrinamiento y envío de muyahidines a Siria e Irak y que fue desarticulada en 2014 en la denominada operación Gala.
El fiscal pide ocho años de cárcel por integración en organización terrorista para ellos, aunque para el considerado «líder carismático» de la célula, el marroquí Lahcen Ikassrien, que estuvo preso en la base estadounidense de Guantánamo, solicita once años y medio, al considerarle dirigente y acusarle también de falsificación de documento oficial.
El citado policía nacional ha relatado que en septiembre de 2012 detectaron los dos primeros desplazamientos, de sendas personas que viajaron en avión desde Madrid a Estambul (Turquía).
Añadió que sus familiares declararon que frecuentaban el centro cultural islámico de la M-30 y que el 20 de noviembre de ese mismo año les comunicaron que habían fallecido en Siria.
Según el relato del policía hubo otro desplazamiento entre septiembre y octubre de 2013 según declaró a los investigadores la madre de la persona que había sido captada.
Esta mujer recibió un mensaje de su hijo en el que le decía que se iba a Holanda pero ella averiguó a través de sus otros hijos que realmente se había ido a Siria, y se estima que sigue activo en el Estado Islámico, según el testigo.
Destacó el desplazamiento del 3 de abril de 2014, realizado por un iraní, que a su juicio «es un claro ejemplo de cómo se puede captar» por células de este tipo.
Explicó que era «una persona acomodada económicamente en Madrid y emprendedora» pero que experimentó un «cambio radical» tras contactar con los acusados hasta que decidió irse en coche a Siria con su mujer y sus dos hijos.
Añadió que según manifestaron sus familiares en Madrid «la culminación de su proceso de radicalización fue un viaje que hizo en marzo de 2013 a Egipto del que vino totalmente cambiado y pasó de ser una persona muy extrovertida a estar irritable y de mal humor».