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VUELTA A LAS URNAS: LA HORA DE LOS PACTOS

El PSOE vuelve a decir no a Rajoy

El inicio de las negociaciones se presenta plagado de vetos y líneas rojas Hernando afirma que su partido asume que le corresponde estar en la oposición y confirma que no respaldará al PP ni se abstendrá para facilitar su investidura.

Sánchez, en la reunión que la Comisión Ejecutiva Federal del partido celebrado ayer. PACO CAMPOS

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León

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Gorriarán / D. las Heras | Madrid

Rajoy se ha declarado abierto «a todas las fórmulas» para gobernar, el problema es que todas las fórmulas no están abiertas para él. De entrada, portazo de PSOE y Ciudadanos, aunque desde la dirección del PP relativizan el desaire convencidos de que uno u otro facilitarán de alguna manera la investidura de su líder más pronto que tarde. El PP está en mejores condiciones que hace seis meses para gobernar, pero, como entonces, la llave de la gobernabilidad la tiene Pedro Sánchez.

Despachada la reunión del comité ejecutivo del PP, Rajoy se marcha a Bruselas para participar en un largo Consejo Europeo y a la vuelta llamará al secretario general del PSOE para explorar su disposición a gobernar en coalición, o al menos permitir su investidura ya sea con el voto favorable de los 85 diputados del PSOE, con su abstención o con el desgajamiento del diputado de Nueva Canarias integrado en el grupo socialista para que respalde la investidura. Aunque el aludido, Pedro Quevedo, ya ha dicho que no está por la labor. Rajoy proseguirá la ronda con Albert Rivera, que también se ha reafirmado en la negativa a abrir la puerta de la Moncloa al candidato popular, y después el PNV y Coalición Canaria. Unidos Podemos no está descartado para los contactos, pero en el PP dudan de su utilidad más allá de la imagen de un candidato a la investidura que habla con todos.

No hay sorpresa

El presidente del Gobierno en funciones y sus colaboradores no dan excesiva importancia a las negativas de Sánchez y Rivera. Era de esperar, dicen, que después del fragor de la campaña no hubiera una mutación de posiciones en 24 horas. Por tanto el campo minado de líneas rojas y vetos cuando aún no se ha entrado en harina negociadora no ha supuesto ninguna sorpresa. Hay que dar tiempo a que baje el suflé de la intransigencia y a que todo el mundo asimile la nueva situación, apuntan desde el PP.

Pero tanto en la Moncloa como en la dirección popular saben que dentro del PSOE hay una corriente muy potente, en la que están embarcados desde Felipe González a Susana Díaz y otros barones, favorable a permitir un nuevo mandato de Rajoy y que los socialistas se sitúen en la oposición. Aunque de entrada la posición de los socialistas es que «la pelota está en el tejado de la calle Génova» y Rajoy tiene que «dar el primer paso», en palabras del portavoz parlamentario, Antonio Hernando.

El secretario de Organización socialista, César Luena, abrió una rendija a futuros acercamientos al señalar que el voto de su partido para una investidura de Rajoy «es algo que tocará en su momento». Lo que sí han dejado claro en el PSOE, y eso no parece que vaya a cambiar, es que no van a tener asientos en un Consejo de Ministros presidido por Rajoy. «Los ciudadanos nos han mandado a la oposición», han apuntado desde Hernando a Susana Díaz.

Otro potencial aliado del PP para la investidura del presidente es el PNV, pero es un socio solo en las matemáticas, no en la política. Sus cinco diputados son muy apetecibles para los populares, pero los nacionalistas no se ven en esa tesitura y ya han anticipado que será «muy difícil» que Rajoy cuente con sus votos. Las relaciones de los populares con el PNV han sido inexistentes desde 2011, y los reiterados requerimientos del lendakari Iñigo Urkullu al presidente del Gobierno sobre diferentes asuntos cayeron en saco roto. Además, los nacionalistas vascos tiene que afrontar unas elecciones autonómicas este otoño y no parece que la colaboración con el PP sea el mejor reclamo electoral.

Con todos estos elementos, Rajoy y su partido barruntan que la investidura, que dan por segura, se va a dilucidar con pocos votos y muchas abstenciones. Descartada casi la gran coalición entre PP y PSOE que permitiría un gobierno estable con un fuerte anclaje parlamentario, los populares se mueven entre un acuerdo con Ciudadanos y una abstención del PSOE con el voto en contra de Unidos Podemos y las fuerzas nacionalistas e independentistas; o una investidura con el único apoyo de los 137 diputados del PP, la abstención de los de Pedro Sánchez y Albert Rivera, y el voto negativo del resto.