Diario de León

Los abstencionistas del PSOE aguardan al 'sí' de C's para plantar batalla

Los partidarios de facilitar la reelección de Rajoy sopesan convocar un comité federal para cambiar el paso a Sánchez

Albert Rivera y Pedro Sánchez, el pasado 21 de abril en el Congreso, durante el acto de homenaje a Miguel de Cervantes.

Albert Rivera y Pedro Sánchez, el pasado 21 de abril en el Congreso, durante el acto de homenaje a Miguel de Cervantes.

Publicado por
JUAN RUIZ SIERRA
León

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La dirección del PSOE aseguraba en campaña que Mariano Rajoy no revalidaría su puesto de presidente del Gobierno porque “nadie” quería “pactar con él”. Cuando Ciudadanos anunció que se abstendría, dos semanas y media después de las elecciones que colocaron al PP con 52 escaños más que los socialistas, la cúpula del partido decía que, en el fondo, nada había cambiado, porque Albert Rivera nunca apoyaría a Rajoy. “Ninguna presión. Al contrario”, señalaban los colaboradores del líder, Pedro Sánchez. Y ahora que el partido naranja empieza a moverse para acabar dando el ‘sí’ al PP, el entorno del secretario general socialista mira hacia otro lado, sin sentirse concernido por estos cambios. Pero el PSOE es un partido dividido sobre qué hacer ante la compleja gobernabilidad de España, y los partidarios de la abstención como forma de evitar unas terceras elecciones aguardan a que Rivera y Rajoy se den el abrazo definitivo para plantar batalla.

Muy pocos se atreven a plantear en público la conveniencia de reconsiderar el rechazo al PP. Entre las voces más relevantes, los expresidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, alejados de cualquier aspiración política, y el presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, que en principio necesitará a los populares para sacar adelante los presupuestos autonómicos. Pero en privado son muchos más. Se trata de uncolectivo heterogéneo, no solo formado por aquellos que quieren relevar a Sánchez cuanto antes, que considera que una mayoría alternativa encabezada por el PSOE es “inviable” y las posibilidades de que los nacionalistas catalanes y vascos apoyen al PP “nulas”, con lo que la única salida, si Sánchez mantiene su ‘no’, son unos nuevos comicios en los que los conservadores lograrían un resultado todavía mejor. “¿Qué es mejor, un Gobierno de Rajoy con 137 diputados o uno con 150?”, se pregunta un importante dirigente.

LOS PASOS

Los abstencionistas dentro del PSOE ya empiezan a sopesar vías para abandonar el ‘no’ si Ciudadanos firma un pacto con el PP por el que Rajoy sumaría 169 escaños, a siete de la mayoría absoluta. No hay ninguna decisión tomada, pero la fórmula más debatida por los críticos con Sánchez consiste en reunir un tercio de las firmas de los miembros del comité federal para que este organismo, el más importante del partido y del que forman parte 300 integrantes, se vuelva a reunir y apruebe una nueva resolución política que se abra a facilitar la continuidad del presidente en funciones. Quienes participan de esta posible salida señalan que los números dan, porque son mayoría y las principales federaciones se muestran en general de acuerdo. Aun así, añaden que no debería ser necesario dar este traumático paso, ya que, a su juicio, tendría que ser la propia dirección la que convocase por su propio pie al comité federal.

Pero la cúpula socialista insiste en que no piensa moverse de la negativa a Rajoy. Los colaboradores de Sánchez señalan que si algún mando quiere virar hacia la abstención, que lo proponga para que sea votado en el comité federal. Un cambio de esta naturaleza, continúan, daría a Podemos el liderazgo de la oposición, haría que el PSOE perdiese “toda su credibilidad” y colocaría a la cúpula del partido en contra de sus propias bases, situadas más a la izquierda que los dirigentes y muy movilizadas a favor del ‘no’. Este último argumento tiene en estos momentos una enorme trascendencia. Elpróximo congreso de los socialistas está a la vuelta de la esquina (debería haberse celebrado en febrero y se convocará en cuanto quede despejada la gobernabilidad) y allí los militantes elegirán mediante voto directo a su próximo líder. Se da por hecho que Sánchez y Susana Díaz competirán por el puesto, pero la actual división en el PSOE va mucho más allá del enfrentamiento entre el secretario general y la presidenta de Andalucía.

NUEVA CITA CON LAS URNAS

“Sánchez solo piensa en su supervivencia. Su única bandera es el ‘no’ a Rajoy. Busca unas terceras elecciones para aplazar el congreso y mantenerse al frente del partido”, argumentan los críticos. Los defensores del líder contestan que para nada, que otros comicios serían “un fracaso” en el que ellos no serían los responsables, porque Rajoy debe entenderse “con las derechas”, grupo en el que incluyen a la antigua Convergència, pese a que el propio Sánchez abogó en la breve y fracasada legislatura anterior por el “mestizaje ideológico” y se comprometió a no pactar con independentistas.

En cualquier caso, es cierto que el absoluto pesimismo de los primeros ante una nueva cita con las urnas contrasta con el relativo optimismo de los segundos. Si hay terceras elecciones, al PSOE “no le iría mal”, vaticinan los aliados del secretario general. Presuntamente conjurado el ‘sorpasso’ de Podemos, continúan, el partido ganaría en apoyos. Ponen como prueba el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). Elaborado solo unos días después del 26-J, retrata a los socialistas como la única formación que mejora sus resultados en las últimas generales. Eso sí, solo medio punto y dentro de un equilibrio de fuerzas casi idéntico al de los comicios.

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