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Soria renuncia al Banco Mundial fruto de la «petición» del Gobierno

La candidatura defendida por Rajoy había desatado la tormenta entre los barones del PP.

El exministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria. RAMÓN DE LA ROCHA

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León

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nuria vega | madrid

La dimensión de la tormenta desatada hizo ayer insostenible la tesis de que José Manuel Soria es sólo un «funcionario» que opta a una plaza en el Banco Mundial. A las seis de la tarde, la cerrada defensa de Mariano Rajoy del nombramiento desembocó en la renuncia del exministro, que por carta y, según fuentes gubernamentales, «a petición del Gobierno» desistió de representar a España en la institución internacional. Por segunda vez en el mismo año, el paso atrás de Soria libera la presión sobre el Ejecutivo en un momento político crucial y con la investidura del presidente en el aire.

Ya en el mes de abril, cuando ostentaba el cargo de titular de Industria, su aparición en los papeles de Panamá y sus vínculos con empresas en paraísos fiscales pusieron al PP en jaque en la campaña electoral del 26-J. Pese a la rumorología que voló entonces sobre la mano negra de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, empujando a Soria al abismo de la dimisión, quienes siguieron de cerca el transcurso de los acontecimientos aseguran que la decisión llegó tras varias conversaciones con Rajoy y de manera voluntaria.

Lo mismo mantienen en esta ocasión fuentes cercanas al presidente, que, pese a la fórmula empleada por el exministro en la misiva, insisten en que la decisión ha sido «personal» y no ven al jefe del Ejecutivo apartando a quien fue su colaborador y amigo personal. Las mismas voces reconocen, eso sí, que en los últimos días el Gobierno había temido que el revuelo causado llegara a provocar el rechazo del Banco Mundial a la propuesta de Soria, lo que habría supuesto un «revolcón» en toda regla y sin precedentes para un Ejecutivo en funciones.

Así que Soria allana el camino al Gobierno y al PP, y se va, pero no sin defenderse. En primer lugar, el exministro deja por escrito que no ha sido ni acusado ni investigado por ningún delito. Y por otro lado, denuncia la utilización «desproporcionada» que se ha hecho de su designación en el ámbito político y en el mediático.

El punto de inflexión se produjo el pasado viernes a las 20.55. El Congreso de los Diputados acababa de consumar su rechazo a la investidura de Mariano Rajoy y apenas minutos después de que el presidente abandonara el recinto, un comunicado del Ministerio de Economía anunciaba la elección de Soria como candidato a ocupar una de las direcciones ejecutivas del Banco Mundial. «Es que se acababa el plazo», llegó a justificar el PP.

Las muecas de estupor cubrieron los pasillos del Congreso, donde Ciudadanos se debatía entre la perplejidad y el enfado con Rajoy, el aspirante a La Moncloa al que había respaldado en el hemiciclo y con el que había firmado un compromiso de regeneración democrática.

Estos cuatro días de tensión han servido para evidenciar la soledad del Ejecutivo. Sólo los miembros del Gabinete de Rajoy han respaldado rescatar a Soria a pesar del escándalo de abril. Los principales barones del PP no han tenido reparos en expresar sus discrepancias.

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