El tren pudo descarrilar por un exceso de velocidad
Las cajas negras deberán revelar más datos del accidente de Galicia.
colpisa | madrid
Harán falta semanas, sino meses, para que la Comisión de Investigación de Accidentes Ferroviarios del Ministerio de Fomento pueda determinar las causas del accidente del tren 420 Vigo-Oporto el pasado viernes que causó la muerte a cuatro personas y heridas a otras 48. Sin embargo, fuentes de la investigación administrativa y de la judicial, a cargo del Juzgado de Instrucción número 2 de O Porriño, apuntan ya a la «velocidad inadecuada» como principal motivo del mortal descarrilamiento.
La hipótesis principal de los técnicos, que todavía no han podido conocer el contenido de las cajas negras del convoy, es que el tren ‘Celta’ entró a una velocidad excesiva en la denominada ‘vía desviada’ a la entrada de O Porriño. Según han confirmado los expertos, las «obras de mantenimiento» del trazado la mañana del viernes provocaron que todo el tráfico ferroviario, no solo el del tren accidentado, fuera desviado desde la vía principal (en que la se puede circular a velocidades cercanas, incluso superiores, a los 100 kilómetros por hora) a un raíl secundario donde la velocidad está limitada a no más de 30 kilómetros por hora. Y, a la vista de la envergadura del impacto, es «evidente» para los investigadores que el tren superaba con creces esa velocidad.
De acuerdo con estas fuentes, el siniestro comenzó a fraguarse inmediatamente después de que la cabecera del tren, el automotor diesel S-592, pasara por el cambio de agujas hacia la ‘vía desviada’, lo que hace apuntar a que quizás el conductor no se percatara de que había entrado el raíl secundario y continuó a una velocidad cercana a los 100 kilómetros por hora, ya que el tren no tenía prevista parada alguna en O Porriño.
Tanto responsables de Fomento como Adif coinciden en que el fallecido maquinista portugués del convoy, José Arnaldo Moreira, había sido advertido en la estación de viguesa de Guixar del tramo en mantenimiento antes de entrar en O Porriño. Y sostienen que el tramo en obras y la obligación de reducir la velocidad estaba «convenientemente señalizado».
Lo que no pueden precisar aún los especialistas a falta de conocer los datos de las cajas negras es si el conductor no se dio cuenta de su llegada a esta zona conflictiva o si por alguna razón técnica no pudo reducir la velocidad. Sea como fuere, solo el maquinista podía haber aminorado la marcha, ya que la serie 592, con cerca de 35 años de antigüedad, esta solo dotada del ‘Asfa Básico’, un sistema analógico que debería haber emitido un pitido avisando al conductor de la obligación de reducir su velocidad, pero que, al no ser un sistema digital, no tiene la capacidad de bajar la marcha de manera inteligente. Precisamente, el secretario del comité de empresa de Renfe en la provincia de Pontevedra y maquinista de la línea en la que ocurrió el accidente, Sergio Lloves, se lamentó de que estos convoyes sigan dotados de sistemas de seguridad anticuados.