Las campañas vasca y gallega reafirman a los líderes políticos en el inmovilismo
Dos días de campaña en País Vasco y Galicia han bastado para confirmar que al menos hasta el próximo 26 de septiembre, el día posterior a las elecciones, ninguno de los grandes partidos dará un mínimo paso en busca de una salida al bloqueo institucional. PP, PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos se juegan mucho en estos comicios y ninguno de ellos quiere dar muestras de debilidad que puedan afectarle en las urnas.
El sábado Mariano Rajoy dejó claro que no se plantea dejar paso a un candidato alternativo del Partido Popular. Según zanjó en un multitudinario mitin en Pontevedra, «en tiempos de dificultades, los buenos se tienen que quedar y los que se tienen que ir son los malos». Este domingo, Pedro Sánchez contraatacó en Vitoria y se reafirmó en que, con él al frente, el PSOE jamás facilitará un nuevo ejecutivo del líder del PP. Sánchez se comprometió a «mantener hasta el final la palabra dada de poner fin al Gobierno de Rajoy».
El líder de los socialistas también insistió en una estrategia que ya puso en práctica el pasado viernes. Desde el PP, Unidos Podemos y Ciudadanos se coincide en señalarle como el responsable de la parálisis política. Sánchez, en cambio, apunta al veto mutuo entre Pablo Iglesias y Albert Rivera como único escollo para la formación de un Gobierno que regenere las instituciones.
Unidos Podemos y Ciudadanos tampoco se mueven un milímetro de sus posiciones. El sábado en Baracaldo Iglesias insistió que el entendimiento de su partido con el de Rivera es imposible. Por último, Rivera se mantiene fiel a su apuesta por servir de nexo de unión entre socialistas y populares. Este domingo desde Vigo volvió a reclamar al PSOE que se abra a negociar con el PP. También dejó claro que si tiene la llave de Gobierno en Galicia, nunca permitirá un Gobierno en el que participe En Marea.