Diario de León

Los manifestantes se preguntan ¿esos son los buenos?

Los congregados junto a la sede socialista no distinguen a los miembros de un bando u otro .

Simpatizantes del PSOE se concentraron ayer junto a la sede del partido. CHEMA MOYA

Simpatizantes del PSOE se concentraron ayer junto a la sede del partido. CHEMA MOYA

Publicado por
León

Creado:

Actualizado:

ana márquez | madrid

¿Esos son los buenos o son los malos? Esa duda asaltó durante todo el día de ayer a los manifestantes que han copado la calle Ferraz mientras se reunía el Comité Federal del PSOE, aunque lo cierto es que la mayor parte de las veces no hacían distingos: todos los asistentes se llevaban su ración de abucheos.

Y es que la mayor parte de los que se declaraban militantes o simpatizantes socialistas no sabían diferenciar a los miembros del partido que pertenecen al sector crítico y a los que no. De hecho, no ponían cara a casi nadie.

Así, las identidades de los miembros del Comité Federal que entraban y salían de la sede era un misterio para los manifestantes que, como si se tratara del juego del «¿Quién es quién?», se preguntaban entre ellos: «¿Este es bueno o es malo?».

Sin tiempo a contestar y alguna que otra encogida de hombros, gritaban improperios como «golpista» o «traidor», tanto a los críticos como a los afines a Sánchez.

Por ejemplo, el aragonés Simón Casas sufrió el hostigamiento de un grupúsculo durante unos 50 metros, hasta llegar a una cafetería.

«No sé quiénes son cada uno», admitió Lourdes, una extremeña de 65 años que acudió ayer a Madrid para apoyar a Sánchez, si bien insistió en quitar hierro a su ignorancia. «Quien esté de acuerdo conmigo no se molestará y los que sean de los críticos se molestarán, que de eso es de lo que se trata», recalcó.

Lourdes no fue la única; otros simpatizantes, que se entremezclaron con los periodistas, calentaron los ánimos exigiendo la comparecencia de Pedro Sánchez y se mostraron «decepcionados» ante la falta de actuación y diálogo por parte del partido.

Ferraz comenzó a acoger a los manifestantes, no todos ellos socialistas, sobre las ocho de la mañana, y cerca de las nueve habían ocupado ya casi toda la calle delante del número 70, lo que obligó a la policía a cortar el acceso.

La calle sólo se vació momentáneamente durante la hora de la comida, cuando los bares y terrazas se llenaron. O no tanto, porque una inmobiliaria cercana se brindó a cocinar una paella para 200 personas, y la gente se puso las botas.

tracking