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Los flecos de la guerra socialista lastran el giro hacia la abstención

Fernández intenta sortear las reticencias de parte de la militancia y algunos cargos del partido.

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León

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paula de las heras/ nuria vega | madrid

Javier Fernández se mueve con paso lento. El presidente de la gestora del PSOE tiene muy claro que lo peor para España y para su partido son unas terceras elecciones y que, aunque abstenerse ante un gobierno como el de Mariano Rajoy pueda ser un trago amargo, no hacerlo sólo serviría para que el PP salga aún más fortalecido y la oposición pierda la fuerza que, pese a su fragmentación, está hoy en condiciones de ejercer. Pero los rescoldos de la brutal batalla que se vivió en el último Comité Federal del partido aún pesan.

No son ya las reticencias de algunos cargos del partido (incluso de parte de los que estuvieron de acuerdo en forzar la caída de Pedro Sánchez), es también el ruido que aún mantienen vivo entre las bases algunos sectores afines al exsecretario general en agrupaciones y redes sociales.

La actual dirección socialista da poco pábulo a sus afirmaciones pero los organizadores de la campaña ‘Militantes en pie’ aseguran que la recogida de firmas, iniciada por el alcalde de la localidad granadina de Jun para exigir la convocatoria inmediata del congreso extraordinario del partido con elección directa del secretario general, ya se acerca a las 70.000 firmas, lo que supondría más de un tercio del número total de afiliados.

La cifra no es baladí. Conforme a los estatutos del PSOE, la petición de la mitad más uno de los militantes es razón para celebrar un cónclave que renueve la cúpula del partido. Por eso a los críticos con la gestora les interesa que la ola crezca y día tras día alientan la rebelión en Twitter, donde pueden leerse mensajes como «los militantes tenemos opinión y queremos darla» o «la militancia socialista no tolerará que golpistas se apropien de las siglas del PSOE».

«Este tipo —dicen fuentes de la gestora respecto a José Antonio Rodríguez Salas, el regidor de Jun— ya hizo algo similar en las primarias que ganó Susana (Díaz) en Andalucía; al final, ni siquiera llegó a presentar las firmas». Por lo pronto, el peculiar alcalde ya ha hecho un llamamiento para que se envíen las firmas por correo ordinario. Ya sabe, precisamente por la experiencia previa, que las digitalizadas no se le darán por válidas.

Lo que aún está por ver es que tras tanto ruido haya realmente nueces. Pero, en todo caso, el bullicio dificulta el empeño de Javier Fernández de intentar hacer calar un mensaje complejo después de haber incurrido durante meses en lo que él mismo ha calificado de «delito de silencio», es decir, después de haber permitido, tanto él como el resto de barones que comparten su posición, que lo único que se oyera en el seno socialista fuera que no se entregaría el Gobierno al PP.

Su discurso, ahora, es el de que los socialistas no permiten nada, sino que más bien asumen el mensaje de las urnas pasando a la oposición sin bloquear las instituciones. En la gestora insisten en que una abstención no les atará de pies y manos para ejercer una función de control al PP ni les dejará «secuestrados». «Que no se confunda Pablo Iglesias, que no se piense que el PSOE está muerto», dice el portavoz de la dirección temporal, Mario Jiménez.

Oposición

Frente a quienes temen que moverse del ‘no’ sirva en bandeja a Podemos la conquista de su espacio político, este dirigente responte tajante: «Tenemos 85 diputados, la mayoría de las presidencias autonómicas, la mayoría de los municipios, estructura en todo el territorio, más experiencia como organización y más capacidad de interlocución con otros agentes políticos y sociales que nadie; somos y seremos el PSOE», dice uno de los miembros más destacados de la gestora.

Esta semana puede resultar clave para saber hacia dónde se inclina finalmente la balanza. Tras la reunión que la gestora celebrará hoy, Fernández se verá con Rajoy en los festejos del 12 de octubre y tiene intención de convocar a todos los secretarios generales en el Consejo de Política Federal.

Aunque algunos, la mayoría de los que no gobiernan, se mantuvieron fieles a Sánchez hasta su dimisión, sólo el catalán Miquel Iceta ha advertido de que sus siete diputados votarán ‘no’ a Rajoy decida lo que decida el Comité Federal. Pero no hay nada hecho.

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