Diario de León

la historia del pantano emerge 30 años después

La película de Riaño

EL ÚLTIMO GRAN PANTANO DE EUROPA. El documental ‘Mi valle’ rescata la historia del pantano de Riaño cuando se cumplen 30 años del traumático desalojo. La cinta, estrenada el pasado viernes, vuelve a proyectarse este fin de semana

Lores Espinosa y Mario Santos se han sumergido en la historia de Riaño cuando se van a cumplir los 30 años de las demoliciones y el anegamiento del valle. RAMIRO

Lores Espinosa y Mario Santos se han sumergido en la historia de Riaño cuando se van a cumplir los 30 años de las demoliciones y el anegamiento del valle. RAMIRO

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ana gaitero | león

Lo que pasó en Riaño hace 30 años no fue una película. La realidad, una vez más, superó a la ficción. Pero tres décadas y millones de metros cúbicos de agua han sido suficientes para borrar su historia de la memoria colectiva.

La gente joven que llega a Riaño por primera vez, como les sucedió a Lores Espinosa y a Mario Santos, ve unos «hermosos picos reflejados sobre las aguas de un gran lago» o «una isla» en lo que en realidad es una montaña más pequeña anegada casi hasta la cima.

Esta pareja, mucho más joven que el embalse, ha hecho la verdadera película de Riaño. Y el próximo fin de semana vuelve a proyectarse en León con tres pases los días 18, 19 y 20 de noviembre a las seis de la tarde en los cines Van Gogh.

Es la historia del último gran pantano de Europa. Es Mi valle, el documental «sobre la larga y dolorosa historia de Riaño» que penetra en uno de los capítulos más traumáticos de la provincia de León, la anegación de un inmneso y frondoso valle.

Una obra que empezó durante la dictadura franquista con el decreto de construcción de 1962 y concluyó con la democracia bien andada, y bajo un gobierno socialista, con la anegación del valle que comenzó la noche del 31 de diciembre de 1987. Un cuarto de siglo condensado en 75 minutos que da cabida a la historia, a la memoria y a las emociones. Y a las posiciones inamovibles, como la del ministro Sáenz de Cosculluela que no se aparta ni un ápice del guión de hace 30 años.

«Es una historia que necesitaba ser contada para que la gente no crea, como le pasa a nuestra generación, que es un lago», comentan los jóvenes realizadores. «No entendemos cómo algo así no ha sido contado antes», señalan.

La tarea pendiente la han afrontado dos personas alejadas generacional y territorialmente de los acontecimientos. Lores Espinosa, madrileña y de ascendencia alemana por vía materna, y Mario Santos, cuya abuela materna es de Acebedo, se sumergieron en la historia de Riaño para hacer un trabajo de clase cuando estudiaban en la Universidad Europea de Madrid.

El corto fue recibido con mucho interés, concurrió a dos festivales, participó en el ciclo rural del Musac y ganó un premio. «A la gente le gustó mucho y querían seguir sabiendo la historia», apuntan. Se lanzaron a hacer el largometraje con la financiación conseguida en un crowdfunding, 4.000 euros aportados por 36 personas y los ayuntamientos de Riaño, Carrizo de la Ribera, Gordoncillo, la plataforma Riaño Vive y la Universidad Europea de Madrid.

El proyecto, señala la pareja, habría costado 25.000 si se computa todo el trabajo voluntarios y los recursos que, como su alojamiento en Acebedo, han supuesto un ahorro.

La pareja está muy satisfecha por el resultado obtenido después de haber vencido las reticencias de muchas personas a hablar de un tema «muy sensible». «Lo hemos pasado en Madrid y la gente, sin conocer nada del tema, se sentía de Riaño».

Se trata de una obra coral que lo largo de 75 minutos rescata las voces de ganaderos y regantes, de ecologistas y representantes de la administración. Y que se nutre con las páginas rescatadas entre los ríos de tinta que surgieron del pantano de Riaño y también de muchas imágenes inéditas tomadas por videoaficionados que captan los momentos de la demolición de los pueblos sin que las personas que lo presencian se percaten.

LA PINTADA 'DEMOLICIÓN'

Entre los valiosos testimonios destacan los de Víctor, José Luis y Juan Pedro. «Logramos juntar por primera vez a tres de los 18 espeleólogos que participaron en la pintada» sobre el muro de cierre del embalse.

La palabra ‘Demolición’, en mayúsculas, presidió desde 1984, cuando los jóvenes del grupo de Espeleología de León realizaron la acción reivindicativa, equiparable a las que aún hoy hace Greenpeace, sobre la mole de hormigón que se había empezado a construir en 1965, cuando comenzaron las obras del pantano de Riaño.

El actor Imanol Arias, que nació en Riaño aunque había emigrado de niño a Bilbao con su familia, también aparece en el documental. El hoy respetado y archifamoso Antonio Alcántara de la serie Cuéntame era entonces un joven actor. Su presencia en Riaño alentando la oposición cuando el gobierno del PSOE dio luz verde al embalse fue muy controvertida. No volvió.

EL OJO DE LA PINTORA

También rememora aquel terrible otoño-invierno la pintora Carmen Sopeña, que perdió un ojo durante las batallas campales que precedieron al anegamiento de Riaño. «Ella fue la que me hizo pensar sobre la importancia del lenguaje cuando se habla de Riaño. Donde yo veía una isla, ella ve su montaña, la cueva del oso... sus vivencias», comenta Lores Espinosa.

La resistencia de la población fue combatida con el discurso oficial de que habían cobrado las indemnizaciones. Hubo también una batalla judicial que demoró, pero no impidió la demolición de viviendas, cuadras, iglesias y el histórico parador de Riaño por el que más de una vez había pasado Franco.

Nunca hasta Riaño se habían derribado pueblos enteros antes de anegar un valle. Aunque se habló de que había razones técnicas que lo aconsejaban, la gente siempre creyó que la única razón era acabar con la resistencia de la gente.

«Siempre identificamos pantano con una superficie de agua que cuando baja se ven las casas, las torres de las iglesias...Y eso aquí no sucede, pero cuando el agua está más baja y hemos paseado por la zona de Pedrosa nos hemos encontrado con zapatos, somieres... y eso impacta mucho».

La perspectiva que tenían de Riaño ha cambiado mucho después de hacer el documental. En diciembre se cumplen 30 años de los primeros derribos de Riaño. Fue de las primeras veces, sino la primera, que se vio a los uniformados con cascos y escudos en la provincia de León usando gases lacrimógenos y pelotas de goma. A partir de entonces empezaron a formar parte del paisaje con cada conflicto minero.

LLORARON LOS HOMBRES

En aquel episodio olvidado de la historia leonesa lloraron hombres duros como la piedra de la montaña y una anciana alzó su cayado ante la fuerza pública que mandaba el gobierno, como captó el fotógrafo Mauricio Peña en una de las imágenes más impactantes de la contienda.

Si las gentes que vivieron aquellos momentos aún están marcadas por «el dolor y la incomprensión que sufrieron», en el sur de la provincia han recogido la «frustración» porque «se prometieron 84.000 hectáreas de regadío y no pasan de 10.000», precisan. En poblaciones como Gordoncillo, donde se proyectó el pasado verano, «la gente salió llorando» después de ver, oír y sentir la historia que cuentan en Mi valle.

Para la joven pareja que dirige el documental, el hecho de que en este pueblo el futuro esté asociado a los viñedos, que no precisan de regadíos, es otra de las cosas que chocan con la lógica que se vendió del pantano.

El ex ministro Cosculluela se prestó a una entrevista de 25 minutos de la que se han extraído para el largometraje «los momentos más interesantes».

El ministro cumplió los plazos marcados al margen de todas las batallas. En noviembre del 86 anunciaba que los desalojos se producirían «en muy inmediatos días» y aunque no se completaron, se iniciaron en diciembre. Luego dijo que el llenado del vaso se iniciaría en otoño de 1987 y sólo se retrasó unos días.

EL 'CONCORDE' DE LEÓN

Y aseguró también que no había alternativas, pese a los informes que presentaron grupos ecologistas como Adena, que comparó Riaño con el caso del avión Concorde. «Cuando se estaba desarrollando el proyecto internacional de avión comercial, llegó un momento en que sus propios promotores comprendieron que se trataba de una iniciativa muy antieconómica» pero «considerando la enorme inversión ya realizada y no los resultados finales, el proyecto continuó».

La conclusión final después de zambullirse en la historia es que «la verdadera razón de Riaño fueron las eléctricas, fue una forma de compensar la paralización de la central nuclear de Lemóniz».

El embalse de Riaño tiene una potencia instalada de 80.000 kilovatios y su energgía media producible es de 140 gigavatios/hora.

MÚSICA Y ANÉCDOTAS

La película documental cuenta con una banda sonora ‘donada’ por su compositor, el músico de Valdepeñas José Manuel Quintana. «Es una música bellísima», resaltan.

No han faltado las anécdotas y las sorpresas durante el proceso de rodaje, como un descuido en el pantano que acabó con su cámara ‘go-pro’ perdida bajo las aguas, justo debajo del viaducto que atraviesa la gran masa líquida del embalse.

«Hace una semana nos han llamado porque la cámara apareció en la orilla y nos han reconocido porque se ven nuestras caras cuando se nos escapa de las manos», cuentan. Así que la cámara estuvo grabando debajo del agua, aunque las imágenes que han recogido no pueden incorporarse al documental, ya cerrado. Lores Espinosa y Mario Santos acudirán a la proyección en León.

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