Rajoy se presentará por cuarta vez para seguir al frente del partido
El congreso de febrero apuntalará al jefe del Ejecutivo como presidente y cabeza de cartel.
nuria vega | madrid
Mariano Rajoy presentará antes de que el jueves concluya el plazo los cien avales que le permitirán convertirse en candidato a la reelección para continuar al frente del PP un mandato más. Pese a que nadie contemplaba un plan B, el líder de los populares comunicó ayer sus intenciones de manera formal al comité de dirección reunido en la sede central de la calle Génova. Así, sin posibilidad de sobresaltos en una formación bajo control, el congreso que se celebrará del 10 al 12 de febrero apuntalará al actual jefe del Ejecutivo como presidente y cabeza de cartel de la primera fuerza política hasta que él decida lo contrario.
La cúpula del partido no baraja que ningún otro aspirante dispute a Rajoy el liderazgo y dé un paso al frente antes del 24 de noviembre. El presidente no corre, de hecho, ningún riesgo en un cónclave en el que serán los compromisarios elegidos en cada territorio, y no los afiliados, quienes voten el futuro del PP. Los delegados, la mayoría cargos de la formación sobre los que las organizaciones regionales ejercen su influencia, serán los encargados de proclamar al líder, que se ha garantizado un proceso tranquilo en el que tendrá plena libertad para nombrar a su equipo y sostener a María Dolores de Cospedal como número dos, si esa es su voluntad.
En el partido no dejan de subrayar la confianza que ha depositado en su vicesecretario de Organización, Fernando Martínez-Maillo, que en las últimas semanas aparecía en las quinielas para sustituir a la secretaria general ahora que también ejerce de ministra de Defensa. A él le ha encomendado la tarea de elaborar la ponencia política y de estatutos que deberá recoger la reforma para reforzar la democracia interna de la formación y aproximarse en un futuro, no ahora, al modelo de primarias que tanto recelo genera en el PP.
Justificación
Desde la cúpula tratan de justificarse y «desmitificar» el sistema por el que se rigen el resto de formaciones y que, recuerdan, no impidió a Pedro Sánchez cambiar la «cerradura» y apartar al líder de los socialistas en Madrid, Tomás Gómez, a pesar de haber sido designado por la militancia. Del mismo modo, Pablo Casado cuestiona el proceso excesivamente abierto por el que la derecha francesa ha señalado este fin de semana a François Fillon y Alain Juppé como los dos candidatos que se someterán a una segunda vuelta. «Si pagando dos euros los militantes de Podemos, del PSOE y otros partidos pueden opinar sobre quién va a ser el candidato del PP a las elecciones, pues entonces, ¿para qué está el partido?», censuró ayer el vicesecretario de Comunicación, que defiende la figura del compromisario. Es más, el portavoz de los populares reconoce que las normas de su partido permiten ya que haya tantos delegados como afiliados y que en territorios como Baleares la dirección haya podido ser elegida directamente por la militancia, aunque ese no vaya a ser el modo de proceder para proclamar a Rajoy.
En organizaciones como la madrileña, dirigentes del PP están dispuestos a volver a la carga en el congreso de febrero y presentar enmiendas, si es necesario, para fijar un sistema de primarias que permita a los afiliados votar directamente al sucesor del actual líder del partido cuando llegue el momento. Incluso el presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, acogió como positivo el debate el pasado domingo.