«El espíritu de los leoneses ha conquistado muchos países»

c. f. a. | león

Presidente y CEO del grupo Modelo hasta su venta a Anheuser-Busch Inbev, Carlos Fernández es el presidente de la Fundación Cepa González Díez.

—Según su opinión, ¿cuál debe ser la responsabilidad social de los empresarios?

—Sobre este tema se ha escrito y hablado mucho. En mi opinión, la responsabilidad social de los empresarios radica en hacer empresas fuertes y exitosas que distribuyan y compartan la riqueza generada de tal manera que, para aquellas personas y familias a las que se impacta, puedan mejorar su calidad de vida. Los empresarios debemos esforzarnos por disminuir la desigualdad y la miseria y la mejor manera de hacerlo es a través de empresas que generen beneficios y fuentes de empleo.

—Usted forma parte o preside varias fundaciones, además de Cepa ¿Podría decirme qué proyectos filantrópicos y de mecenazgo le aportan más y en qué sentido?

—En la historia de mi familia se tienen muchos ejemplos de mecenazgo en distintas actividades tanto científicas, culturales o artísticas que datan desde inicio del siglo XX. Que evidentemente hubiesen sido muy difíciles de atender de no haber existido buenos resultados en los proyectos empresariales. El buen ejemplo de una persona siembra una semilla importante en el corazón de muchas gentes a su alrededor. Me siento afortunado de haber vivido cerca de hombres y mujeres que de manera desinteresada buscaban compartir lo que recibían como resultado de su trabajo y de su esfuerzo. No podría mencionar un proyecto filantrópico en que participemos de manera aislada porque aquellos en los que estamos nos llenan de satisfacción y muchos de ellos nos emocionan de manera particular. El mundo necesita de mucha ayuda y la mejor manera de hacerlo es sumando voluntades y uniendo corazones para ayudar y proteger a los necesitados, que muchas veces no se trata solo de cuestiones económicas o materiales, sino que también en muchos casos nos encontramos con personas necesitadas de cariño y atención.

—¿Cuáles de los proyectos desarrollados por la fundación le ha conmovido de manera especial?

—La idea de la Fundación nace desde hace varios años en conversaciones que sostenían los hermanos Cesáreo y Pablo González Díez, pero se logra constituir en el año 2013. El interés de ambos hermanos es el de ayudar a personas y familias necesitadas en la zona de dónde ellos son originarios. Es por esta razón que nuestra labor se realiza en la provincia de León. Es un honor para los que formamos el Patronato de la Fundación, haber sido invitados a contribuir de alguna manera en esta labor tan humanista. En estos años de actividad en los que hemos logrado un mejor entendimiento del entorno y las situaciones presentadas en el mismo, hemos tomado la decisión de colaborar con algunas otras fundaciones o entidades con carácter asistencial. Para nosotros todos los proyectos son especiales y cada uno de ellos nos ha llenado de satisfacción.

—¿Le permiten sus obligaciones empresariales visitar León? ¿Cuáles cree que son las potencialidades y las debilidades de la provincia?

—Visito León menos de lo que me gustaría. Esta es la provincia donde nacieron mis padres y mis abuelos y por la que tengo una gran admiración y respeto. Sinceramente no me siento cualificado para puntualmente mencionar potencialidades y debilidades concretas, pero si me atrevería a mencionar que el espíritu y el corazón de los leoneses ha conquistado muchas regiones, muchos países y han logrado hacer grandes cosas. Si hablamos ahora de las bellezas naturales, de su historia, de su cultura me parece que es una región que es única e irrepetible.

—Por lo general es la voluntad individual la que marca la diferencia. ¿Hacia dónde cree que va un país como España y cuáles creen que deben ser las características de los responsables y protagonistas de este progreso?

—Creo sinceramente que las personas evolucionamos y que resultado de nuestras acciones o inacciones impacta a nuestro entorno y por ende al mundo en que vivimos. Sin entrar en un país en lo particular, me parece que en todas las naciones son necesarias personas con ánimo de trabajo, de colaboración y de servicio. Las naciones que han conseguido ser exitosas son aquellas que han logrado que se cumplan estas tres condiciones en la mayoría de sus ciudadanos.

—El fundador de la empresa, Pablo Díez, hizo de sus convicciones morales un código deontológico en el que debían primar, por encima de los beneficios de la empresa, las condiciones laborales de los obreros y la prosperidad de sus familias. ¿Cuáles son las características que ha de tener una empresa con vocación de trascender?

—Don Pablo Diez Fernández fue una persona muy especial, quién además fue fundador de muchas empresas en México y a quién se le conoce más por haber sido el dueño de la Cervecería Modelo S.A, empresa que dio origen a la cerveza Coronita. Don Pablo basaba mucho de su filosofía de vida en el respeto. No es que fuese una persona que no pensara en el beneficio de las empresas porque él entendía bien que sin beneficios no podía haber paga y mucho menos mejora en las condiciones de vida de sus colaboradores. Habiendo dicho esto, todas sus acciones se basaban en la cortesía, consideración, transparencia y atención. Se supo rodear de gente buena, trabajadora y comprometida. Me queda claro que estas premisas han permitido que la obra de Don Pablo Diez trascienda y continúe ahora a través de las obras de muchos de sus colaboradores como sus sobrinos Cesáreo y Pablo González Diez.

—Dice Octavio Paz en ‘El laberinto de la soledad’ que la actitud vital de un pueblo también es historia. ¿Cuál es su mirada hacia la actitud vital de los mexicanos y de los españoles? ¿De qué manera cree que, según esta actitud, construiremos nuestra historia?

—Me parece que a través de los años hemos desarrollado ciertos conocimientos y también realizado ciertas actividades que nos han posicionado con capacidades diferentes en México pero complementarias para los EUA . Si entendemos bien lo que cada uno hace y se reconoce con humildad lo que no se hace tan bien, pero aplaudiendo sin envidia e hipocresía lo que sí se hace bien, generaremos actitudes positivas que potenciarían un ánimo franco de colaboración permitiendo un desarrollo mayor y sostenido. Con esta actitud la construcción del mañana será más divertido y humano.