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Susana Díaz y los primeros espadas de Podemos, las grandes ausencias

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León

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La de ayer fue una jornada de aglomeraciones en los pasillos y salones del Palacio de la Carrera de San Jerónimo, que se engalanó nuevamente para celebrar el 38 cumpleaños de la Carta Magna. Entre canapés y vino español, periodistas y políticos se entremezclaron ‘a la caza’ de información los primeros y de canapés los segundos. Entre los más ‘perseguidos’, Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría y el presidente de la gestora del PSOE, Javier Fernández. El líder asturiano fue uno de los últimos en abandonar el Salón de los Pasos Perdidos, junto con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, y el presidente gallego Alberto Nuñez Feijóo, que despertó mucho interés por su próxima paternidad y por la cercanía de ese acontecimiento al Congreso Nacional del PP.

Los grandes ausentes fueron Susana Díaz, que no acudió por el fuerte temporal que sacude Andalucía, y los primeros espadas de Podemos, Pablo Iglesias e Iñigo Errejón, que enviaron en su lugar al secretario de Organización, Pablo Echenique, y a la secretaria general del grupo parlamentario, Carolina Bescansa. Los ‘morados’ fueron los últimos en llegar y los primeros en marcharse, no sin antes hacerse una foto junto al ejemplar que hay de la Carta Magna en una de las vitrinas.

Se vioentre las diputadas mucho vestido de «encaje constitucional», como alguno bromeaba, mientras que ellos no se han salido de lo tradicional y del clásico traje con corbata, sin contar a Podemos, claro.

No faltó tampoco el ex Jefe del Estado Mayor de la Defensa, Julio Rodríguez, sin escaño, pero que como buen militar asume la disciplina de estar allí donde le toca. Los ‘morados’ venían ayer a denunciar las «violaciones sistemáticas» de la Carta Magna de los Gobiernos de PP y PSOE, pero después de escuchar a la presidenta del Congresoa provecharon para hacerse la típica foto que persiguen los visitantes.

En Cataluña

Haciendo coincidir el día, la presidenta del Parlamento catalán, Carme Forcadell, presidió ayer la inauguración de una plaza de la localidad gerundense de Celrà que, tras una remodelación, ha cambiado el nombre de plaza de la Constitución a la de Maria Mercè Marçal, en honor a la poetisa catalana. Forcadell justificó el cambio de nombre en que Marçal es «un referente cultural» y un ejemplo a seguir «en temas sociales y, especialmente, de igualdad de género», así como «gran defensora de los derechos colectivos».

Además, el independentismo aprovechó una vez más el día de la Constitución para exhibir músculo y capacidad de movilización, para reivindicar la celebración de un referéndum y para cargar contra la Carta Magna y el Estado español. «La Constitución es una prisión para la democracia», afirmaron los secesionistas. «Se está utilizando políticamente y como un Código Penal en contra de Cataluña», remataron.

No obstante, y en contraposición, unas 400 personas, según la Guardia Urbana, se manifestaron ayer por el centro de Barcelona, en una marcha convocada por la asociación Espanya i Catalans para apoyar la Constitución Española y expresar su rechazo al proceso independentista catalán. Tras una pancarta con los lemas «Constitución Española, la Ley de Todos» y «Con la Constitución, por la concordia», los manifestantes han desfilado desde la plaza Urquinaona hasta la plaza Sant Jaume de Barcelona, sede de la Generalitat, en una marcha animada.