JUICIO EN MADRID
La defensa de Rato dice que será difícil probar la culpabilidad por las 'black'
Alega que las tarjetas para los directivos eran algo heredado de la anterior dirección
Ignacio Ayala, letrado del expresidente de Caja Madrid y Bankia Rodrigo Rato, ha afirmado este viernes que no se ha escuchado "ni un solo testimonio" en todo el proceso judicial de las 'black' que involucre a su defendido con la emisión de estas tarjetas por parte de Caja Madrid y ha cargado contra Bankia asegurando que tiene muy difícil probar la culpabilidad de los 65 exaltos cargos y directivos encausados.
Ignacio Ayala, letrado del expresidente de Caja Madrid y BankiaRodrigo Rato, ha afirmado este viernes que no se ha escuchado "ni un solo testimonio" en todo el proceso judicial de las 'black' que involucre a su defendido con la emisión de estas tarjetas por parte de Caja Madrid y ha cargado contra Bankia asegurando que tiene muy difícil probar la culpabilidad de los 65 exaltos cargos y directivos encausados.
"Rato no tomó ninguna decisión, no revisó ni añadió; él aceptó una tarjeta como se la dieron a los demás", ha dicho el letrado en esta décimo octava sesión, para quien no ha quedado probado que Rato diera instrucciones a los consejeros respecto a las tarjetas ni que renovara o revisara límites. "Todo permaneció exactamente igual: la contabilización, el tratamiento fiscal... todo", ha subrayado.
Por ello, ha expuesto ante la Sección Cuarta de la Sala de Lo Penal que ninguna acusación se ha entretenido en decir por qué el uso de las tarjetas presuntamente opacas incurrió en delito continuado de apropiación indebida o administración desleal, que es lo que se le imputa a los 65 exaltos cargos y directivos de Caja Madrid y Bankia.
El fiscal Anticorrupción, Alejandro Luzón, no aplicó la atenuante de reparación de daño al expresidente del FMI para el que pide cuatro años y medio de prisión por el uso hecho con su visa, a la que cargó 99.054 euros. En concreto Luzón le reprochó no haber puesto fin a una práctica, que, según expuso, se convirtió en un sistema opaco de retribución para los beneficiarios de las visas.