Diario de León

La guerra entre Iglesias y Errejón amenaza con hacerse crónica en Podemos

El secretario general insta a su número dos a desistir en su rebelión y éste replica que no aceptará «un acuerdo de cartón piedra».

Íñigo Errejón y Pablo Iglesias en sus escaños del Congreso de los Diputados. BALLESTEROS

Íñigo Errejón y Pablo Iglesias en sus escaños del Congreso de los Diputados. BALLESTEROS

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ander azpiroz | madrid

Podemos encara más dividido que nunca una semana crucial en la que se pondrá de manifiesto el apoyo del que gozan Pablo Iglesias e Íñigo Errejón en el Consejo Ciudadano del sábado y en el que las bases escogerán a partir del domingo el sistema de votación de cara a la Asamblea Ciudadana de febrero. Tras meses de lucha soterrada, el secretario general y el secretario político ya no disimulan el abismo que les separa acerca de qué camino debe tomar el partido a partir de ahora, si el del giro a la izquierda y la lucha en las calles que defiende el primero o la transversalidad y moderación que propone el segundo. Un día tras otro los dos máximos dirigentes del partido intercambias mensajes a través de los medios comunicación, los mismos que, en eso sí coinciden, supuestamente exageran su batalla interna para perjudicar los intereses de la formación.

Al margen del intento de echar balones fuera, lo cierto es que el pulso que mantienen Iglesias y Errejón pone en riesgo el futuro del partido y cada golpe que se propinan el uno al otro supone un paso más hacia un punto de no retorno. Son tales las diferencias entre las tesis de los oficialistas y los críticos que por muchos llamamientos a la unidad que se repitan se antoja complicado imaginar que ambas corrientes puedan trabajar juntas tras una próxima asamblea en la que uno de los dos está condenado al fracaso.

El último episodio de lo que, según Errejón, va camino de convertirse en «una telenovela» se vivió ayer con una carta abierta publicada en el periódico 20 minutos y en la que el secretario general del partido llama a su «amigo», «compañero» y «hermano» a desistir en su rebelión e integrarse en su proyecto. «Quiero un Podemos en el que tú, uno de los tipos con más talento y brillantez que he conocido, puedas trabajar a mi lado y no frente a mí», dice Iglesias a Errejón. En la misiva, una respuesta al manifiesto lanzado por los ‘errejonistas’ el pasado viernes para denunciar «una involución democrática», Iglesias señala a su número dos que su propósito «no es empujar a Podemos a una deriva extremista» del mismo modo que «mienten o no comprenden nada» aquellos que colocan a Errejón en la órbita del PSOE.

El líder de Podemos también avisa de que no puede ser secretario general a costa de renunciar a sus ideas, lo que abriría la puerta a una posible renuncia a la jefatura del partido en el caso de que la militancia se decante por las tesis de Errejón. «No me puedes pedir que desvincule mi papel de secretario general de mis ideas», advierte al secretario político. En la primera asamblea de Vistalegre, en octubre de 2014, Iglesias ya amenazó con dar un paso al lado si no salía adelante el proyecto que por entonces compartía con Errejón.

La mano tendida no ablandó al secretario político. Tras los apoyos recibidos al manifiesto lanzado el viernes, Errejón siente que ha recuperado el impulso que perdió con la derrota de su candidatura afín en las primarias de la Comunidad de Madrid. La intención declarada del número dos de Podemos es alcanzar un acuerdo que evite la confrontación con los oficialistas en la asamblea, sin embargo ahora se siente con fuerza para poner líneas rojas en la negociación. Y estas son la transversalidad, la democratización interna y la federalización de Podemos. El secretario político mantiene que las diferencias no son insalvables, pero ayer también avanzó que no aceptará «un acuerdo de cartón piedra».

La guerra entre sus dos principales figuras eclipsa cualquier otra actividad de Podemos, un partido que dijo haber nacido para denunciar a los partidos de la casta pero que a las primeras de cambio ha caído en las luchas intestinas que han caracterizado a las fuerzas tradicionales. La mala noticia para Podemos es que hasta que se dilucide la batalla por el control de la formación las desavenencias entre Iglesias y Errejón lastrarán el objetivo del partido morado de erigirse en líder de la oposición por delante de un PSOE que, sostienen desde Podemos, se ha vendido a los intereses del PP.

Iniciativas a favor de la lucha contra la pobreza energética, para frenar los desahucios o la derogación de la reforma laboral quedan así en un segundo plano ante una militancia que asiste entre asombrada y dividida a lo que Errejón ya ha definido como una «pelea de gallos» o «un duelo en O. K. Corral».

Con la posibilidad de alcanzar un acuerdo de mínimos cada día más alejada, los más de dos meses que restan hasta la celebración de la Asamblea Ciudadana se aventuran como un ‘vía crucis’ interno para Podemos.

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