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La vicepresidenta cree que el PP erró en el Estatut

Sáenz de Santamaría entiende que hubiera sido necesario un acuerdo previo con el PSOE.

La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría. QUIQUE CURBELO

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León

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r. gorriarán | madrid

Soraya Sáenz de Santamaría cree que el PP cometió «un error» al no llegar a un entendimiento previo con el PSOE ante la reforma del Estatuto de Autonomía de Cataluña. La vicepresidenta señaló que ambos partidos deberían haber tenido una posición común en vez de actuar cada uno por su cuenta, una desunión que explica en buena medida el conflicto soberanista de los últimos años, y a cuya improbable resolución dedica ahora buena parte de sus esfuerzos

En 2003 José Luis Rodríguez Zapatero se comprometió en un mitin de las elecciones catalanas en Barcelona a aceptar la reforma del Estatut que aprobase el Parlamento de Cataluña. Tres años después, el PP organizaba una campaña de recogida de firmas en toda España contra la reforma estatutaria y presentaba un recurso ante el Tribunal Constitucional. Todo un ejemplo de cómo no deben actuar ante un asunto territorial «los dos grandes partidos, que entonces lo eran todavía más», en palabras de Sáenz de Santamaría.

La vicepresidente entonó un ‘mea culpa’ por la forma en que actuó su partido, aunque tampoco eximió de culpas a los socialistas. Señaló en la cadena Cope que fue «un error» que el PP hiciera la guerra al Estatut por su cuenta sin contar con el PSOE. «La primera reunión que tenía que haber habido», afirmó, era la de populares y socialistas para fijar una posición común y «no proceder unilateralmente unos y otros». En el «diseño institucional», abundó, el PP y el PSOE deben ir de la mano sin «cambiar una baldosa del edificio sin estar de acuerdo».

Tras la derrota en las elecciones generales de 2004, el PP desató una oposición en todos los frentes contra el Gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero, que incluyó la reforma del Estatut, aprobada por el Congreso con el único voto en contra de los populares y que en su lógica política recurrió el texto ante el Constitucional. «Lo que no podía un partido (el PP) -justificó la vicepresidenta- era votar algo que consideraba que no entraba dentro del marco constitucional». Aquel recurso fue resuelto por la corte de garantías en junio de 2010, cuando el texto había sido refrendado en referéndum por los catalanes cuatro años antes, con la anulación de buena parte del Estatut. Una decisión que está en el origen de la escalada independentista.

Hecha esta confesión, la vicepresidenta vino a decir que ahora hay que solventar una situación endiablada, pero en la que el Gobierno no va a ceder en lo esencial, el referéndum sobre la independencia de Cataluña. Con el Gobierno catalán, explicó, se puede dialogar de 45 de los 46 puntos que ha presentado Carles Puigdemont al Ejecutivo de Rajoy aunque algunos tengan «un enunciado» propio de la CUP, pero no «del 45 más uno», el de la celebración de la consulta. Pidió, por tanto, al soberanismo que se desengañe porque «no podemos dejar que ese referéndum se celebre, y hay instrumentos de todo tipo para impedirlo».