Ciudadanos quiere gobernar en coalición
El partido abandona su definición socialdemócrata para bautizarse liberal.
m. e. alonso | madrid
Donde dije digo, digo Ciudadanos; en la formación naranja son expertos en cambiar de opinión. Pasaron de no querer entrar en ningún gobierno que no lideraran a que el propio Albert Rivera se insinuara como vicepresidente de Pedro Sánchez. Ahora el partido liberal vuelve a dar un giro a sus ideas y apuesta por entrar en los ejecutivos autonómicos para adquirir «experiencia» de gestión y, según dice, poder, algún día, gobernar España. El cambio de Rivera no sorprendió a los suyos porque el desbloqueo de la legislatura y la formación de Gobierno avivó el debate interno en el partido liberal sobre la conveniencia o no de tener asientos en el Consejo de Ministros de Mariano Rajoy.
Una posibilidad que se evaporó al autoimponerse a rajatabla la cúpula naranja la directriz de rehusar la entrada en los diferentes gobiernos que apoya, como es el caso de la Comunidad de Madrid, Andalucía, La Rioja, Castilla y León y Murcia. De hecho, Ciudadanos ha expulsado a todos aquellos dirigentes que se han saltado esta norma. Sin embargo, la Asamblea General que la formación celebrará a principios de febrero dará luz verde a entrar en gobiernos a partir de 2019, es decir a partir de las próximas elecciones municipales y autonómicas.
«Nuestro objetivo es gobernar en 2019», insistió ayer el líder centrista tras reunirse con un grupo de empresarios en la segunda jornada de su visita a Valencia. Rivera señaló que ésta y otras propuestas están presentes en un borrador interno de Ciudadanos que serán debatidas hoy en el Consejo General, y que formarán parte de las ponencias que se analicen en el cónclave de febrero, el cuarto en la historia de la formación.
Los cambios que Rivera pretende impulsar ante la próxima Asamblea General también afectan al ideario con el que el partido se ha sentido identificado desde su fundación. Ciudadanos dejará de definirse como de «centroizquierda» y de reivindicar el «socialismo democrático» para abrazar con más fuerza el liberalismo. En el nuevo ideario, tras un preámbulo en el que se apela a la «tradición constitucional nacida con la Ilustración, la Constitución norteamericana y la Revolución Francesa», la formación naranja prefiere definirse como un partido «constitucionalista, liberal, demócrata y progresista».