Cifuentes mantiene sus primarias pese al sistema que impulsa el PP
Las direcciones de Madrid y Valencia aceptan que las bases no elijan de principio a fin al líder nacional.
nuria vega | madrid
Pasado y futuro del PP se entremezclaron el 20 de diciembre. Horas antes de que José María Aznar eclipsara la actualidad del día con su renuncia a la presidencia de honor del partido, la cúpula de los populares había avanzado el sistema con el que aspira a elegir a los próximos líderes de la formación. Quizá los de la era pos Rajoy. La fórmula, bautizada como «doble vuelta», calma la reivindicación de primarias de territorios como Valencia y Madrid, aunque el PP de Cristina Cifuentes mantiene su promesa de que en su congreso regional serán los afiliados los que tengan la última palabra.
Desde Génova admiten que el contenido de su propuesta, que será debatida en el cónclave de los días 10, 11 y 12 de febrero, no ha sido negociado con las organizaciones autonómicas, aunque para su elaboración se han escuchado las demandas de muchos dirigentes. Así, el proceso que defiende el vicesecretario de Organización, Fernando Martínez-Maillo, pretende aunar la filosofía de quienes reclamaban la participación directa de la militancia en la elección del líder y el concepto de democracia representativa, en el que escuchadas las bases son los delegados los que deciden. «Es como se funciona en las elecciones generales: los ciudadanos votan a los diputados, y los diputados eligen al presidente del Gobierno», argumentan fuentes populares.
El proceso que ha ideado la dirección consta, por lo tanto, de dos fases. En una primera se otorga a los afiliados que lo deseen la posibilidad de votar al candidato más idóneo para tomar las riendas del PP. Y en la última etapa, serán ya los compromisarios, seleccionados por la militancia, los que designen al presidente entre aquellos aspirantes que hayan obtenido al menos el 10% de los sufragios.
A expensas de que el día 29 el texto con la letra pequeña pueda ser analizado en los territorios, fuentes del PP en Valencia y Madrid celebran que al menos se haya dado «un paso» para mejorar la democracia interna. «Nos parece aceptable esa apertura, teniendo en cuenta que partíamos de una situación más cerrada», concede la coordinadora de los populares valencianos, Eva Ortiz, sin descartar que haya matices que mejorar vía enmienda en la cita de febrero. Por ejemplo, representantes de su partido piden que a los afiliados se les exija haber militado al menos un año para participar en el proceso. Pero la música empieza a sonar bien en la organización.
Del mismo modo, Cifuentes califica de «muy interesante» el documento y entiende que el sistema es aún «más garantista» que el de primarias. Aun así, ninguna de las dos direcciones desecha su idea original de que en sus congresos regionales decidan de principio a fin las bases, menos multitudinarias que en el partido a nivel nacional.
El procedimiento para lograr lo que ya se hizo en su día en el PP balear consiste en igualar el número de compromisarios al de afiliados, de manera que resulte posible el método de ‘un militante, un voto’. En el caso de los populares valencianos, la organización está pendiente de tomar una decisión. En Madrid, sin embargo, la participación directa de las bases en la elección del presidente se trata de una promesa que la gestora ha sostenido desde el principio.
Fuentes del partido acogen con buenos ojos la excepción que recoge la propuesta actual de Génova: si una abrumadora mayoría de militantes apuestan por un aspirante, este podrá convertirse en candidato único. Desde la dirección aseguran que el presidente ve con buenos ojos el sistema, aunque no se aplicará en el congreso.