Basura, pintadas y armas a ocho kilómetros de la Puerta del Sol
A simple vista, parecen unos chavales más, de esos de gorra, ropa urbana y mirada desafiante que crecen a miles en la quietud sofocante del sureste de Madrid, pero el pasado 12 de octubre, nueve de la noche, a ocho kilómetros de la puerta del Sol, los chicos llevan una pistola oculta bajo la ropa. Ese día mantienen una reunión con un traficante de armas. Se dan cita en el refugio de los jóvenes, tras una tapia en el parque de Valdebernardo, entre la gasolinera de la Avenida de la Democracia y las pistas de pádel, en un solar desastrado. Les enseñan las pistolas y un fusil AK47 que ya tienen. Disponen de dinero. Con los 6.000 euros que ofrecen pueden hacerse con otros cuatro Kalashnikov, pero también quieren armas cortas y granadas. Van a hacer temblar Madrid.
El escenario del encuentro no es ningún hotel de lujo; en la chabola hay bolitas de papel de plata que dejó algún yonki, una baraja de cartas, una chimenea que desborda cenizas, una butaca de sala de espera, un carro de la compra, una mesa tatuada de las marcas de colillas mal apagadas y un sofá que nadie quería. Todo lo cubre una capa fina de hollín y ese olor a fogata vieja. Los agujeros de la puerta están remendados con trozos de plástico y tablas de conglomerado. En las paredes, además de la palabra puta en brochazos turquesa, se pueden leer sus nombres escritos a rotulador negro -Edrisa, Samir, Ismael...-. También han dibujado dos machetes cruzados y una inscripción de amenaza: «Hermanos del crimen».
Blindaje a la cabalgatas
Interior comenzó a enfrentarse ayer al último de los momentos críticos en la seguridad de estas Navidades en Madrid, las 16 cabalgatas de Reyes Magos que tendrán lugar en la capital. Los desfiles comenzaron ayer y se extenderán hasta el jueves. Ayer comenzaron las restricciones a la circulación en la ciudad de los camiones.