Diario de León

Iglesias pide a sus dirigentes que no se crucen reproches en las televisiones

El líder de Podemos muestra su malestar porque se airee el debate interno en los medios.

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r. gorriarán | madrid

Después de meses de instalar el debate interno de Podemos en los medios de comunicación, Pablo Iglesias renegó de esa fórmula y reclamó a todos los miembros de su partido que acaben con ese cruce público de opiniones porque los militantes están «muy cansados» de ver a sus dirigentes en ese espectáculo. Pero mientras el secretario general intentaba apaciguar los ánimos, uno de sus hombres de confianza, Ramón Espinar, avivaba las brasas con un emplazamiento a Iñigo Errejón para que dispute el liderazgo del partido si considera que representa un proyecto alternativo al de Iglesias. «Nuestros inscritos —subrayó el secretario general de Podemos— están muy cansados de vernos en los medios de comunicación tirarnos (sic) los trastos a la cabeza». Esas actitudes, dijo, deben acabar, y se ofreció a ser el primero en cambiar: «Yo no lo voy a hacer». Un compromiso que no le será fácil cumplir, ni tampoco a otros dirigentes de Podemos, Errejón incluido, habida cuenta de la afición que reina en ese partido por las redes sociales y los platós de televisión para ventilar sus diferencias.

No es la primera vez que Iglesias reclama que se acabe con los debates de escaparate. Lo reclamó a finales de diciembre tras la campaña impulsada en Nochebuena por sus seguidores contra el secretario político de Podemos y ahora lo vuelve a hacer tras la regañina de Carolina Bescansa, cofundadora del partido, a él y a su número dos.

Se acabó el tiempo de «mirarnos el obligo y hablar en los medios de comunicación de nosotros mismos», hay que dejar de «hablar de la interna» para recuperar el espíritu y la praxis del «Podemos útil» para los problemas de «la gente», se arrepintió ayer en los pasillos del Congreso. Un acto de contrición que llega después de meses de cruce de mensajes y vídeos en redes sociales, así como en entrevistas en distintos medios, en el que los dos líderes del partido han ajustado cuentas políticas en su disputa por el control de Podemos. Una práctica emulada con entusiasmo por los seguidores de uno y otro, de forma que el debate interno del partido se fue de las manos y se convirtió en una colada de trapos sucios en la plaza pública. Un sistema que en algún momento se justificó en aras de la transparencia, pero que enseguida se vio que conducía a «destruir Podemos».

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