La tensión entre Iglesias y Errejón aflora en el Congreso
Los líderes se encaran a un día de que cierre el plazo para Vistalegre.
ander azpiroz | madrid
La tensión que se vive en Podemos afloró este martes en el pleno del Congreso y a la vista de todos. Y ocurrió tan solo un día antes de que se cumpla el plazo para que las diferentes corrientes internas alcancen un acuerdo que les permita acudir unidas a la asamblea de Vistalegre II, que se celebrará entre el 10 y el 12 de febrero.
Tras semanas de cruces de declaraciones a través de los medios de comunicación, Pablo Iglesias e Íñigo Errejón no pudieron contener ayer sus diferencias, a pesar de estar sentados en sus escaños, rodeados de cámaras y ante la atenta mirada de unos adversarios políticos que asistieron atónitos al cara a cara.
Según la versión de algunos diputados, fue el líder de Podemos el que abordó a su número dos. El ambiente se había caldeado a lo largo de la mañana. Primero el secretario político criticó que desde las filas oficialistas se lancen «acusaciones gruesas» y «fango», además de valorar que algunos dirigentes pablistas —en referencia al portavoz en el Senado Ramón Espinar— deberían de rebajar «la estimación» que tienen de sí mismos. Tan solo minutos antes del inicio del pleno, Iglesias pidió a su vez «demostrar altura» en un momento que es crucial para el futuro de Podemos.
Tras la discusión, ambos dirigentes trataron de quitar hierro al asunto. «A veces debatimos y hablamos con pasión», dijo Errejón a través de Twitter. No desveló el contenido de su conversación porque «las cuestiones entre amigos y compañeros, entre amigos y compañeros se quedan». Iglesias compareció poco después sonriente. Incluso, bromeó con Albert Rivera por robarle la atención mediática en los pasillos del Congreso. «No interesas a nadie, Albert», le espetó entre risas. Sobre Errejón fue comedido. «Cuando hablamos gesticulamos. En el futuro intentaremos no mover las manos», zanjó el secretario general.
El enfrentamiento público entre Iglesias y Errejón viene a confirmar lo que era un secreto a voces. Estos es, que la brecha abierta entre las dos principales corrientes de Podemos es demasiado grande y que será la militancia la que decida cuál de las dos impone su visión de partido.
A lo largo de los últimos diez días ‘pablistas’ y ‘errejonistas’ han sido incapaces de lograr un mínimo acercamiento. Aunque sus diferencias en cuanto a la línea política del partido y el modelo de organización parecen insalvables, sus documentos éticos y de igualdad si presentan un gran número de puntos en común. No obstante, y salvo sorpresa de última hora, en estos aspectos tampoco será posible el pacto. A la reunión que convocaron los ‘errejonistas’ el lunes para acercar posturas sobre igualdad los afines a Iglesias y a los anticapitalistas, la tercera corriente en discordia, ni tan siquiera acudieron.
El último gran desencuentro se ha dado en torno a la renovación de la Comisión de Garantías, el órgano encargado de velar por el cumplimiento de la normativa interna del partido y que está controlado en la actualidad por afines al líder del partido. Mientras que el secretario general aboga por aplazar su renovación hasta final de año, Errejón exige que se acometa en Vistalegre II. Finalmente, ante la imposibilidad de alcanzar un consenso, será la propia Comisión de Garantías la que decida sobre un asunto que la afecta de pleno.