Iglesias reduce la cita de Vistalegre al duelo con Errejón por controlar Podemos
El secretario general insiste en que en la asamblea se medirán «dos liderazgos».
ander azpiroz | madrid
Podemos ya está en campaña electoral y cada una de las corrientes que se medirán en la asamblea de Vistalegre II ha comenzado a poner sus estrategias en práctica. La de Pablo Iglesias, a tenor de lo manifestado ayer, consiste en reducir el debate a una cuestión de liderazgo. La militancia debe elegir entre él o Íñigo Errejón, vino a decir.
Las bases pueden estar divididas en cuanto al rumbo a seguir. Pero todos coinciden, incluidos sus adversarios ‘errejonistas’ y anticapitalistas, en que Iglesias debe de continuar al frente del partido. Él, sin embargo, ha dejado claro que si pierde se marcha. Al menos de la Secretaría General. «Hay dos proyectos y dos equipos de personas y hay dos liderazgos que encabezan dos proyectos con sus ideas diferentes. El liderazgo en Podemos lo tendrá aquel equipo de personas que tenga más apoyo», afirmó ayer en los pasillos del Congreso. «Si mi lista gana -añadió- seguiré liderando esta formación y trataré de incorporar a las personas de otros equipos. Si, por ejemplo, gana la lista de Errejón, el liderazgo será suyo y yo esperaría que contara conmigo, en una posición más discreta y distinta, pero para seguir ayudando».
Una de las bazas que ha jugado Iglesias es la de presentarse tanto a la Secretaría General como al Consejo Ciudadano. El encabezar la lista de su corriente al segundo órgano tiene un doble propósito. Por un lado le enfrenta directamente a Errejón, número uno de la lista crítica y quien ha evitado el cara al no postularse para encabezar el partido. Por el otro, le permite mantener voz y voto en el máximo órgano de Gobierno del partido en el caso de que resulte derrotado y lleve hasta el final su compromiso de renunciar a la Secretaría General. La decisión pilló a contrapié al secretario político, que no se esperaba una jugada de este tipo. Errejón se reconoció sorprendido por la doble candidatura porque, dijo, el liderazgo de Iglesias no está en entredicho. «Yo sigo defendiendo -añadió- un proyecto en el que la gente no tenga que elegir y nos pueda tener a los dos juntos».
Que la disputa en la asamblea ciudadana va camino de convertirse en un duelo personal es una tesis que ayer compartieron otros dirigentes de Podemos. La dimitida Carolina Bescansa, que justificó la renuncia a sus cargos en el partido en no ser partícipe en la batalla entre Iglesias y Errejón, se declaró «insumisa» ante «el choque de trenes» que se avecina. La exsecretaria de Programas, siempre muy comedida en sus declaraciones, no ha dudado en culpabilizar a lo largo de los últimos días a Iglesias y Errejón de la deriva que sufre la formación. Así, en referencia a ambos, ayer destacó la necesidad de que todos en Podemos asimilen que por encima de las personas está Podemos.
En la misma línea Miguel Urbán, líder de los anticapitalistas, pidió que el secretario general y el político no «ahoguen» con un duelo personal el debate de Vistalegre II. «Existen otros muchos equipos que no sólo han presentado buenas ideas y propuestas, sino que son la prueba real de que esta formación está viva», señaló el eurodiputado.
Pese a que el combate entre Iglesias y Errejón es ya inevitable, ambos se esfuerzan por dar una de imagen de relativa normalidad. Sobre todo después de que el martes las cámaras les captasen en plena discusión en sus escaños. Ayer, abandonaron el pleno juntos y sonrientes. Fue así, bromeó Errejón, porque Iglesias le había robado el cargador del teléfono móvil.
Uno de los protagonistas de la primera jornada de campaña electoral fue Juan Carlos Monedero. El profesor de Ciencia Política es el único del equipo fundador del partido que mantiene su lealtad a Iglesias y sus ataques a Errejón se han convertido en una constante en las últimas semanas.