LEONESAS DE AYER Y HOY. MARÍA GARCÍA ÁLVAREZ
«Fui la primera madre soltera que consiguió el libro de familia»
ana gaitero | león
Tenía 17 años cuando se quedó embarazada. Estudiaba bachillerato. Las monjas le dijeron que no podía seguir en el colegio porque «era un mal ejemplo». Ella también lo vivió como un pecado. Se confesó y pidió a un franciscano que le ayudara a entrar en Peñagrande...
Fue el comienzo de una condena. María García Álvarez (Sardonedo. León. 1955) es la voz y la cara de las madres solteras en León desde que en 1984 creó la asociación, hoy fundación, Isadora Duncan. «Aquello era como una cárcel, éramos cuatro o cinco mujeres en cada habitación y había galerías». Peñagrande era la maternidad-internado del Patronato franquista para la mujer a donde enviaban a las «descarriadas». María García ingresó el 21 de marzo de 1972 acompañada de una auxiliar social.
«Mi padre quería que siguiera los estudios, pero nada de eso: allí estaban de pago las niñas ricas que escondían su embarazo y las pobres éramos sus criadas y limpiadoras; te obligaban a ir a misa y te ‘vendían’ a hombres que buscaban a una mujer con la que casarse: entrábamos desde la parte de atrás para que nos vieran desfilar...», relata. Lo peor fueron los tres días con dolores de parto y el maltrato que sufrió: «¡Cuando lo hiciste no te quejaste, zorra!», fue de las cosas más suaves que le dijeron. Hubiera estado allí ocho o diez años más si su madre no se pone en huelga de hambre a las puertas del patronato para reclamar la tutela de su hija y el nieto, Tomás, que había nacido en el mes de julio.
«Al cumplir los 18 años salí en régimen de vigilancia bajo la amenaza de que si no llevaba una vida decente tendría que volver», relata. Regresó a León y cuando intentó hacer «vida normal» se topó con actitudes que iban desde la compasión hasta intentos de violación. «Por el hecho de ser madre soltera algunos hombres creían que podían disponer de ti a su antojo», explica.
Le negaron el de libro de familia y le daban un libro de filiación con la palabra ‘desconocido’ en la casilla del padre; la rechazaron en trabajos pese a obtener el número 1 en mecanografía... Fue entonces cuando decidió a hacer una asociación. «Fui la primera en España en conseguir el libro de familia», subraya.
«Ser madre no es una vergüenza», dice el primer cartel que les diseñó Monseñor. Aún lo conserva en su despacho, lo mismo que guardan archivadas las cartas de muchos hombres pidiéndoles mujeres para casarse. «No entendían que queríamos ser madres solas y nos acusaban a las dirigentes de impedir que se casaran», explica.
La idea de maternidad independiente, de que el matrimonio «no es una solución, sino una opción», inspiró la elección del nombre de la bailarina Isadora Duncan para bautizar a la asociación. Habían barajado, con la feminista Olga Castrillo, otras mujeres célebres como la abogada Clara Campoamor, que defendió los derechos de las madres solteras durante la II República, o a la actriz Sara Bernhardt, recuerda.
El 30 de marzo de 1984 quedó inscrita oficialmente Isadora Duncan en León. Los comienzos «fueron duros», admite María García. Puso un anuncio en el periódico y las mujeres llamaban a la radio preguntando si iban a dar casas o trabajo. Hicieron varias reuniones por los pueblos para presentarse y recuerda que en Fabero llenaron el salón.
La administración les cedió un local en la última planta del Teatro Emperador —las madres tenían que dejar los cochecitos abajo y se los robaban— y fueron expulsadas de allí en 1987 cuando Isabel Carrasco llegó a la Delegación de la Junta.
Tras rechazar un gimnasio en la residencia doña Sancha como sede, acabaron alojadas al lado del cine Condado. «Allí nos quemaron el archivo y alquilamos un local en Cipriano de la Huerga, hasta que ya compramos el actual en El Ejido, sin subvenciones», matiza.
La situación de las madres solteras era perentoria al llegar la democracia. «Sin apenas educación, sólo tenían salida como empleadas de hogar», explica. Así que priorizó la educación y el empleo. Logró convenios para impartir el títutlo de graduado escolar y con el Inem.
También pelearon para elimar el papel que comprometía a muchas mujeres a dar en adopción a sus hijos. Gestionaron durante varios años el Centro de Información de la Mujer y con el tiempo llegaron a crear la primera empresa de ayuda a domicilio de León y Zamora, con más de 400 trabajadoras.
Hoy la Fundación Isadora Duncan tiene ámbito estatal y proyección y reconocimiento internacional, sobre todo en América Latina, y asesoran a la ONU. Siguen peleando contra la discriminación fiscal, laboral y social y son pioneras en nuevas tecnologías, con uso de software libre y robótica para niñas y niños.