El nuevo líder afronta el reto de unir un partido que está hecho añicos
En el entorno de Sánchez aseguran que no piensa poner en peligro el liderazgo de los barones.
Laura Ramos | Madrid
La victoria de Pedro Sánchez en las primarias del PSOE le sitúa ante el reto imprescindible de unir un partido hecho añicos orgánica y emocionalmente, lo que no depende solo de él, sino también en buena medida de Susana Díaz, los barones, dirigentes y referentes históricos que la han apoyado.
Algunos llegaron a decir que dejarían el PSOE si él ganaba, otros que el PSOE ya no sería el PSOE y se convertiría en otra cosa, pero es a partir de ahora cuando tienen que decidir su papel.
En el entorno de Sánchez llevan días asegurando que con él los barones no tienen nada que temer, que no piensa poner en peligro sus gobiernos autonómicos y él mismo ha prometido que no promoverá «movimientos desestabilizadores» en sus federaciones. Sin embargo, está por ver la traslación que se produce del resultado de ayer a los congresos regionales que habrán de celebrase entre julio y septiembre y parece difícil imaginar que referentes del ‘sanchismo’, como Adriana Lastra en Asturias o José Luis Ábalos en Valencia, no presenten batalla contra Javier Fernández y Ximo Puig.
En el grupo parlamentario, lo que es seguro es que no seguirá Antonio Hernando de portavoz, después de haber anunciado él mismo esta noche su dimisión inmediata.
Aunque no estaba previsto que los cambios en el grupo se produjeran hasta después del 39 Congreso Federal del 17 y 18 de junio, ya que es la nueva ejecutiva la que designa a la dirección del grupo, la decisión de Hernando podría precipitarlo todo.
El próximo paso
El próximo paso para Sánchez es ganar ese cónclave, con la mayor holgura posible, para poder defender su posición política y consolidar su nuevo liderazgo.
Con el resultado tan abultado de ayer las posibles aspiraciones de sus detractores de ‘tumbarle’ en el congreso podrían desvanecerse, ya que esta noche nadie duda de que la legitimidad con que Sánchez cuenta esta vez es más fuerte que nunca.
Si entre los socialistas se considera que cuanto más fuerte es un líder más generoso suele ser con su adversario interno, la fortaleza con que Sánchez ha salido de este proceso puede ser vista como una oportunidad para intentar la integración de los distintos sectores del partido.
Las primeras palabras de Susana Díaz en Ferraz no reflejaron con claridad que ella esté dispuesta a ponerse detrás de él, mientras que Patxi López fue mucho más explícito y conciliador, lo que, al menos numéricamente, podría garantizar una cierta estabilidad.
Susana Díaz ha conseguido menos votos en las primarias socialistas que avales, puesto que, con el escrutinio prácticamente concluido, hobtuvo 59.041 papeletas, cuando recabó 60.231 firmas para ser candidata.