Sintonía de Rajoy y Sánchez en contra del referéndum secesionista

nuria vega | madrid

No fue un gesto de mera cortesía. La primera llamada de Pedro Sánchez a Mariano Rajoy tras la victoria del líder del PSOE en las primarias de su partido sirvió para escenificar un frente común contra el referéndum independentista en Cataluña. Ambas partes coincidieron incluso en trasladar la misma versión de la conversación telefónica y subrayaron que la segunda fuerza política dejó clara su voluntad de permanecer «en la defensa de la legalidad, de la Constitución y contra cualquier intento de romperla».

Si se había generado cierta inquietud en La Moncloa ante el retorno de Sánchez, el contacto de ayer contribuyó a ahuyentar algunos de los temores. Cuando el Gobierno apela al consenso en los grandes asuntos de Estado, tiene en mente como primer reto el desafío secesionista. Por eso, que el líder electo del PSOE defendiera la semana pasada una reforma constitucional encaminada a reconocer, entre otras cuestiones, «el carácter plurinacional del Estado», despertó recelos en el Ejecutivo.

El viernes tras el Consejo de Ministros, el portavoz, Íñigo Méndez de Vigo, reclamó «claridad» sobre el modelo de Estado. Sobre todo, cuando el conflicto con el independentismo catalán parece avanzar, apuntan fuentes gubernamentales, hacia el punto de «máxima fricción». Ahora en La Moncloa entienden que el compromiso que Sánchez adquirió ayer despeja la incertidumbre sobre si el Ejecutivo puede contar con el apoyo de los socialistas frente al órdago que plantea el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont.

En realidad, ese respaldo se ha sostenido en el tiempo, pese a las críticas que Sánchez ha formulado en distintas ocasiones sobre la gestión de Mariano Rajoy en Cataluña. De hecho, el portavoz provisional del PSOE en el Congreso volvió a señalar ayer al presidente como responsable del problema e instó al jefe del Ejecutivo a «sentarse» con todas las formaciones que defienden la Carta Magna. «Espero que Rajoy tenga cinco minutos», reprochó José Luis Ábalos.

La censura política, sin embargo, se da por descontada. De ahí que en La Moncloa prefirieran celebrar la invitación del portavoz a un diálogo que demuestre que «hay un bloque constitucionalista» que se opone al referéndum «ilegal». «Las palabras del señor Ábalos me tranquilizan», confesó la vicepresidenta en una comparecencia imprevista en La Moncloa.

Aun así, en el entorno de Rajoy no quisieron confirmar si el Ejecutivo se plantea esa reunión multipartita que propone el PSOE. Soraya Sáenz de Santamaría precisó que la propuesta sólo incide en la línea de trabajo de los últimos meses. En este tiempo, según la vicepresidenta, la comunicación con los socialistas, en Madrid y en Cataluña, y con Ciudadanos, ha sido «muy intensa». «Nunca hemos dado un paso -reveló- sin estar todos de acuerdo».

Los puentes con la Generalitat, en cambio, han quedado interrumpidos. El Ejecutivo advierte de que no hay canales de diálogo posibles entre los dos gobiernos si el único punto en el orden del día es cómo avanzar hacia la ruptura con España.

El Gobierno ya ha trasladado a Puigdemont, en público y por carta -la que Rajoy envió como respuesta al presidente de la Generalitat-, su negativa a negociar los términos de la consulta. Y del mismo modo ha invitado al dirigente catalán a explicar sus planteamientos en el Congreso. Es la única alternativa que propone el Ejecutivo. Porque el referéndum, insisten en la Moncloa, «nunca llegará a celebrarse».

La vicepresidenta enmarcó ayer cada movimiento de los partidos independentistas en una «táctica preelectoral».