Pedro Sánchez busca un portavoz parlamentario
El líder socialista no lo tiene fácil y son pocas las opciones entre sus afines.
Paula de las Heras | Madrid
El mismo 21 de mayo, apenas se supo que Pedro Sánchez había ganado con holgura las primarias que le convirtieron de nuevo en secretario general del PSOE, Antonio Hernando comunicó su dimisión, recogió sus cosas y abandonó el despacho del portavoz del grupo parlamentario socialista en la primera planta del número 40 de la Carrera de San Jerónimo. Desde entonces, nadie lo ha ocupado. Días después, el restituido líder designó a José Luis Ábalos para llenar la vacante institucional en la Cámara baja hasta que se celebre el 39 Congreso Federal del partido. «Es algo provisional», dijo. Por si acaso, el fiel diputado valenciano no ha querido dejar nada suyo en el despacho del portavoz.
A Sánchez, que abandonó su escaño el pasado octubre para no tener que votar en la investidura de Mariano Rajoy, le está resultando complicado encontrar a la persona adecuada para dirigir a los 84 diputados de su formación y defender sus posiciones en los debates que han de tener lugar en el pleno del Congreso en esta complicada y trascendente legislatura. Ábalos, en quien había pensado para ocupar un puesto clave para la vida interna del partido, la secretaría de Organización, lo sabe y teme que acabe sucumbiendo a la tentación de hacer permanente lo que en origen no fue más que un parche para resolver, entre otras cosas, la moción de censura presentada por Pablo Iglesias con el ánimo de poner a los socialistas en un brete.
Resistencia
La candidata con más papeletas para desempeñar la función es, o al menos lo era originalmente, la asturiana Adriana Lastra. Pero fuentes parlamentarias aseguran que se resiste a asumir esa importante y compleja responsabilidad. Dicen que, como Ábalos, ahora secretario provincial de Valencia, aspira a estar en la central de mandos de Ferraz; un puesto en el que, sin embargo, no terminan de verle ni afines a Sánchez ni algunos de los barones que estos días han empezado a firmar el armisticio con su secretario general tras meses de enfrentamiento fraticida. «En ese cargo hace falta alguien que pueda hablarnos de tú a tú y tenga nuestro respeto; él conoce perfectamente el partido y lo tiene, ella no», dice un dirigente territorial que gobierna.
Los secretarios generales, que en su mayoría apostaron por Susana Díaz en las primarias, han asegurado a Sánchez que no interferirán en la configuración de su equipo y votarán la ejecutiva que lleve al cónclave federal les guste más o menos. A priori, eso debería hacer más fácil de lo habitual cerrar el puzle, pero no lo es tanto porque el secretario general no dispone de demasiadas cartas.