Diario de León

La moción de censura pone en juego el crédito político de Iglesias

El líder de Podemos deberá hacer equilibrios para no volar los últimos puentes con Pedro Sánchez.

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, en el hemiciclo del Congreso de los Diputados. FERNANDO ALVARADO

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, en el hemiciclo del Congreso de los Diputados. FERNANDO ALVARADO

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ander azpiroz | madrid

Pablo Iglesias se juega buena parte de su crédito político hoy, tanto a nivel ciudadano como en su partido. El líder de Podemos ha echado un órdago con una moción de censura de resultado imprevisible en términos políticos aunque esté decantada hacia una derrota en la votación. Los precedentes tampoco ayudan a adivinar el desenlace de este golpe de mano. Pese a fracasar en la votación, Felipe González salió airoso de la moción de censura contra Adolfo Suárez en 1980 porque logró transmitir que era un líder solvente para dirigir el país. Todo lo contrario le ocurrió a Antonio Hernández Mancha, para quien aquella decisión supuso el fin de su liderazgo en Alianza Popular, materializado dos años después. Iglesias quiere emular a González, pero corre el riesgo de convertirse en un nuevo Hernández Mancha.

El líder de Podemos jugará dos bazas principales. La primera, contra el PP, consistirá en poner sobre la mesa la retahíla de casos de corrupción que involucran al PP. La segunda va dirigida hacia el PSOE, al que recriminará haber permitido con su abstención la investidura de Mariano Rajoy y sostenerle ahora en el Gobierno al no apoyar su moción de censura. Aún así, Iglesias deberá hacer malabarismos para no volar con sus críticas los últimos puentes con los socialistas.

Habilidad dialéctica

Las estrategia de ir contra todos entraña un gran riesgo para Iglesias. Se las tendrá tiesas con los de un lado y otro, pero el resto de fuerzas también tirarán de un arsenal que va desde la supuesta vinculación de Podemos con Venezuela o la negativa de apoyar a un Gobierno de Pedro Sánchez, lo que a la postre permitió la reelección de Rajoy. Iglesias, aún así, minimiza la posibilidad de quedar en evidencia. Mantiene una confianza ciega en su habilidad dialéctica. Tanto que, en vísperas del debate que en la campaña electoral del 26-J le enfrentó con Rajoy, Sánchez y Albert Rivera, aseguró que lo mejor para él sería que los otros tres candidatos hicieran piña para atacarle sólo a él.

Tanto Irene Montero, la encargada de abrir el debate y defender la necesidad de la censura, como Iglesias dispondrán de un tiempo ilimitado. El líder de Podemos señaló días atrás que no se alargarían artificialmente las intervenciones ya que «no sería propio del siglo XXI». No obstante, fuentes de la formación señalaron que el discurso de Iglesias podría irse más allá de las 14.00 horas de una sesión que se inicia a las 9.00 horas. Con estos tiempos, casi se asegura que el debate se prolongue hasta el mediodía del miércoles, y con ello la buscada notoriedad mediática, uno de los objetivos del líder de los ‘morados’.

Pero el fracaso de Iglesias tendría también repercusiones internas. El sector ‘errejonista’ se retiró a sus cuarteles de invierno tras la derrota en Vistalegre II. Pero aunque en silencio, sigue contando con un apoyo de en torno a un tercio del partido. El exnúmero dos de Podemos ha apoyado en público la necesidad de registrar la moción de censura, pero ni él ni los suyos se han prodigado en su defensa pues dudan de su oportunidad. La decisión de presentarla fue tomada en solitario por Iglesias y su núcleo duro, y los ‘errejonistas’ podrían pedirle cuentas al secretario general si su primera gran acción tras asumir el control absoluto del partido se salda con un resultado negativo.

El listón del éxito

El líder de Podemos es consciente de que los números de la votación final dejarán en mal lugar la iniciativa. La moción contará a priori solo con el apoyo de los 82 diputados que suman Podemos y sus confluencias (67), Esquerra (9), Compromís (4) y EH Bildu (2). Ante una derrota anunciada, desde el partido se ha tratado a lo largo de las últimas semanas de rebajar el listón del éxito. Una vez quedó clara su soledad parlamentaria, Iglesias apuntó que el lograr que los ‘noes’ a la moción no alcanzasen los 176 votos que marcan la mayoría absoluta ya sería una victoria al significar que Rajoy no podría superar una cuestión de confianza. Un objetivo conseguido con la abstención del PSOE.

Además, desde Podemos se repite el mantra de que, aunque la iniciativa sólo será apoyada por un 23% de los diputados, es mayoritariamente apoyada entre la ciudadanía. «Que la moción es la mejor herramienta para presentar alternativa al PP lo dice una mayoría social que no tolera más su corrupción y saqueo», zanjó ayer Iglesias.

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