PERFIL
Albert Batlle, pedigrí socialista en el punto de mira del independentismo
El ya exdirector de los Mossos había advertido de que la policía debía cumplir la ley ante un referéndum
Conciliador y dialogante aunque, cuando es preciso, contundente. Albert Batlle Bastardas es un corredor de fondo (corre cada día y ha participado en algún maratón). Un ejemplo son los 20 años (1983-2003) que permaneció en el Ayuntamiento de Barcelona bajo gobiernos socialistas. Hasta que fue nombrado director adjunto de la Oficina Antifrau de Cataluña (OAC), en el 2011, fue militante del PSC. Tuvo que dejar el partido por la incompatibilidad de cualquier militancia política con ese cargo.
Batlle se había granjeado los recelos del independentismo, primero por su pasado en la OAC, bajo las órdenes de Daniel de Alfonso, pero sobre todo desde que en febrero pasado dejase clara su consigna a los Mossos cara a un hipotético referéndum unilateral: "Hay que cumplir con la legalidad". Y llegó a advertir que, como policía judicial, los Mossos detendrán al 'president' Carles Puigdemont o a la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, si un juez lo ordena.
Nacido en Barcelona en 1953, Batlle es licenciado en Derecho por la Universitat de Barcelona. Su trayectoria política ha estado ligada al PSC. En 1983 entró en el Ayuntamiento de Barcelona. Primero fue concejal del distrito de Horta-Guinardó y después ejerció como responsable de descentralización, relaciones institucionales y deportes.
Con la llegada en el 2003 del tripartito (PSC-ERC-ICV-EUiA) a la Generalitat, Batlle saltó de un lado al otro de la plaza de Sant Jaume. Pasqual Maragall le nombró secretario de Serveis Penitenciaris i Rehabilitació, un órgano adscrito a la Conselleria de Justícia. Empezó en ese cargo con el 'conseller' Josep Maria Vallès (Ciutadans pel Canvi) y siguió luego con la 'consellera' Montserrat Tura, hasta enero del 2011, después de que CiU recuperara el poder.
RESPONSABLE DE PRISIONES
Durante su etapa como responsable de prisiones defendió el modelo penitenciario catalán, dirigido a la rehabilitación y reinserción de los internos, y mantuvo relaciones fluidas con funcionarios. Era habitual que visitara las prisiones para palpar sin intermediarios el día a día.
Uno de los momentos más complejos que tuvo que lidiar fue el motín del 30 de abril del 2004 en la prisión de Quatre Camins, tras una revuelta de 80 internos donde resultaron lesionados seis funcionarios. Al día siguiente, 14 presos fueron maltratados. En el juicio, Batlle admitió que hubo "conductas irregulares" en el traslado de los reclusos amotinados.
DE ANTIFRAU A LA POLICÍA
En diciembre del 2009, una anarquista intentó matarle enviándole a su despacho un paquete bomba. Tras abandonar la Generalitat, Batlle hizo un pequeño escarceo en la política municipal y se posicionó a favor de Jordi Hereu en las primarias socialistas a la alcaldía, precisamente frente a Tura, con quien había trabajado codo con codo en el departamento de Justícia. En septiembre del 2011 fue nombrado subdirector de la Oficina Antifrau de Cataluña (OAC), en la que se mantuvo hasta su nombramiento como director de los Mossos d'Esquadra, que llegó de la mano de un 'conseller' de Unió, Ramon Espadaler.
Durante su etapa al frente de los Mossos, Batlle, pese a mantenerse en un voluntario segundo plano, se ha erigido en uno de los pilares de la 'conselleria', donde ha lidiado con la amenaza del terrorismo yihadista, ha resulto algunos de los casos conflictivos heredados de la etapa de Manel Prat y ha propiciado el nombramiento del comisario Josep Lluís Trapero como mayor de la policía catalana.