Los terroristas de Ripoll tenían 100 kilos de explosivos para atentar en Barcelona
Nunca un comando yihadista en Europa había logrado dotarse de tanta cantidad de ese destructivo material
Más de 100 kilos de la ‘Madre de Satán’. Los terroristas de la célula que atentó en Barcelona y Cambrils el 17 de agosto habían planificado un ataque sin precedentes en Europa y para ello habían logrado fabricar por su cuenta esa gran cantidad TATP (triperóxido de triacetona) en la casa que ocupaban en Alcanar, según ha confesado Mohamed Houli Chemlal, el superviviente de la explosión de esa vivienda, en una declaración que ya está en manos del juez central de Instrucción 4 de la Audiencia Nacional Fernando Andreu. Otras fuentes cercanas a las pesquisas señalan que la cantidad que había logrado producir era aún mayor.
Los dos terroristas que manipulaban los explosivos eran el imán Abdelbaki Es Satty y Youssef Aalla. El primer paso era mezclar los ingredientes y enfriarlos con hielo. Después, cuando el preparado adoptada un estado sólido, parecido a la estructura del cristal, lo extendían en el suelo para dejar que se secara, gracias al trabajo de algunos ventiladores. La fase final se llevaba a cabo en el exterior del jardín trasero del chalé, dejando que reposara al sol para que se solidificara del todo. Trabajaban en unas condiciones de máximo riesgo, teniendo en cuenta la inestabilidad de este producto. Por eso todo salió mal.
El suelo de la primera planta estaba completamente ocupado por la sustancia en fase de secado. Mientras lo manipulaban, explotó. La deflagración destrozó los cuerpos de Es Satty y de Aalla. Encontraron partes de ambos cuerpos pero la identificación del imán solo fue posible gracias a los análisis de ADN. Mohamed Houli, el único superviviente, salvó su vida porque una pared, que le cayó encima, le protegió.
En 20 sacos de cinco kilos
La intención era repartir esos 100 kilogramos en 20 sacos de cinco kilogramos que se iban a dividir en tres cargamentos. Con cada uno de ellos, se cebaría una furgoneta bomba que se distribuiría en enclaves estratégicos de la ciudad. La Sagrada Familia era uno de los monumentos elegidos, según el testimonio del superviviente.
Pero no todo el TATP tenía como destino las furgonetas. Los terroristas habían rellenado cilindros metálicos con explosivos y metralla. Habían pegado clavos a esos tubos rellenos de explosivos para que estos, al explotar, se convirtieran en balas que elevaran la mortalidad que pretendían causar a su alrededor.
Los investigadores han encontrado por lo menos restos de tres chalecos explosivos que posiblemente se hubieran armado con estos cilindros. Tampoco descartan que hubieran terminado utilizando estos tubos como bombas de mano para ser arrojadas a la multitud.
¿Para qué las bombonas?
La indagación policial, no obstante, sigue sin tener claro para qué iban a servir las más de 100 bombonas de butano que se localizaron en el chalé de Alcanar. Una posibilidad es que -erróneamente- los terroristas creyeran que pudieran convertirse en un amplificador de la bomba de TATP.
Se trata de la mayor cantidad de ese explosivo de la que ha dispuesto un comando terrorista en Europa. Prueba de ello es que las maletas bomba empleadas en los atentados de Bruselas pesaban entre 15 y 30 kilos y los cinturones explosivos que llevaban los autores de los atentados de París contaban cada uno con 450 gramos de TATP. En los atentados de Londres del 2005, cada mochila bomba llevaba 4,5 kilos de ese explosivo.
Los yihadistas, siguiendo las órdenes del imán Es Satty y de uno de los miembros de la célula, con conocimientos de química, llevaban semanas elaborando de forma intensiva el TATP, el explosivo más usado por el Estado Islámico. Es un compuesto que puede fabricarse con ingredientes fáciles de conseguir: acetona, agua oxigenada y ácido sulfúrico. La acetona la habían comprado en droguerías de Vinarós (Comunitat Valenciana).
La potencia de la gran cantidad de TATP que ya tenían lista quedó patente en las dos explosiones que se produjeron en la vivienda. La primera bastó para volatilizar la finca. La segunda, hirió a seis agentes de los Mossos, dos bomberos y al operario de una retroexcavadora.
Un plan ‘B’ no previsto
Solo había un plan: hacer estallar las furgonetas bomba y hacerse estallar con chalecos bomba monumentos y lugares muy concurridos. El atropello de civiles no había sido considerado ni preparado a conciencia. La hipótesis que barajan es que, el 16 de agosto, cuando estalla la casa de Alcanar, la célula tenía ya a punto el explosivo.
El día 17, horas después de la explosión en Alcanar, dos furgonetas conducidas por Yuness Abouyaaqoub y Mohamed Hichami bajaban por la AP7 en dirección a Alcanar, posiblemente para cargar los vehículos con explosivo. Los investigadores sospechan que ambos todavía desconocían que la casa de Alcanar había estallado. La noticia les llegó cuando estaban a mitad de camino y fue entonces cuando Abouyaaqoub tomó él solo la decisión de salir de la autopista y poner rumbo a Barcelona, para llevar a cabo el atropello masivo de la Rambla.