Los constitucionalistas creen que no hubo declaración de independencia
Coinciden en que el texto firmado por 72 diputados no tiene ningún efecto legal.
Ander Azpiroz | Madrid
¿Proclamó Carles Puigdemont la independencia de Cataluña y acto seguido la suspendió durante su discurso en el Parlament? ¿Tiene algún efecto jurídico la declaración que a la conclusión de la sesión firmaron los 72 diputados de Junts pel Sí? A la espera de que el presidente catalán responda al requerimiento del Gobierno en el que se le exige que aclare sus palabras, los expertos constitucionalistas se esfuerzan en discernir qué ocurrió en la Cámara catalana y qué consecuencias legales y políticas puede acarrear.
«En el discurso coral de Puigdemont no hubo declaración de independencia porque, según se establece en la propia ley del referéndum, debe de ser un acto parlamentario. Y no en el sentido de que se realice en el recinto, sino en el de la participación, algo que no se produjo». Esta es la valoración de Yolanda Gómez, catedrática de Derecho Constitucional de la Uned. Gómez sostiene que la «ambigüedad» de Puigdemont estaba perfectamente calculada. Considera que «también fue un discurso moderado dirigido a las televisiones extranjeras con el fin de ganar simpatía internacional y presionar para que se produzca una mediación internacional». En cualquier caso, añade la profesora de Uned, se quitó la careta apenas media hora después con la firma de la declaración junto al resto de diputados independentistas de Junts pel Sí y la CUP.
Juan José José Solozábal, catedrático de Derecho Constitucional en la Universidad Autónoma de Madrid, coincide en que no se produjo declaración de independencia, y si se hizo se suspendió de inmediato. Ahora bien, otra cosa es la declaración que se firmó después, que según la CUP debía haber sido la que Puigdemont leyese ante el pleno del Parlament. En ella, los 72 diputados secesionistas del Parlament, que se autoproclaman «los legítimos representantes del pueblo de Cataluña», suscriben la independencia. «Constituimos la república catalana, como estado independiente y soberano, de derecho, democrático y social», señala el documento.
Sin valor
En opinión de Solozábal, «la firma no tiene ningún valor porque una decisión de tal calibre solo se puede adoptar en los órganos institucionales». Pero otra cosa es la significación política y por eso el catedrático considera correcto y prudente que el Ejecutivo central pida a Puigdemont que aclare «qué es lo que pretendía y qué es lo que hizo». Sea como fuere, Solozábal se muestra muy crítico con el comportamiento del presidente de la Generalitat. «La actuación de Puigdemont fue insólita, no mostró un mínimo de decoro institucional y retorció una vez más todo el derecho, hasta el aprobado por el independentismo», zanja.
Gómez también avala que se haya enviado un requerimiento al jefe del Ejecutivo catalán para que dé una explicación sobre si el lunes se proclamó la república catalana o no. Y si Puigdemont responde que sí hubo una declaración de independencia, y por mucho que segundos después quedase en suspenso, «la aplicación del 155 estaría justificada, como poco».
Por otra parte, Societat Civil Catalana y una decena de entidades más llevarán a cabo hoy una manifestación en Barcelona con motivo del 12-O, Día de la Hispanidad, en una marcha que tendrá un carácter «festivo» y simbólico, pues no pretende repetir la masiva asistencia de la concentración del pasado domingo en contra de la independencia. El lema será «Cataluña sí, España también».