Diario de León

El rey preside el 12 de octubre más convulso desde su proclamación

Felipe VI reaparece en público tras dos semanas sin agenda para seguir de cerca la crisis.

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Melchor Sáiz-Pardo | madrid

La sombra alargada del soberanismo planeará sobre el 12 de octubre. Cuarenta y ocho horas después de que el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, declarase la independencia de Cataluña y dejase inmediatamente en suspenso los efectos de la misma para lograr una mediación, los reyes presidirán hoy los actos centrales del Día de la Fiesta Nacional más tenso desde su proclamación.

Será el primer acto público de Felipe VI desde que el soberanismo siguiese adelante con su órdago y celebrase el referéndum ilegal del 1 de octubre. Desde aquel día el silencio por parte de la Casa Real ha sido absoluto y ninguno de sus miembros se ha dejado ver fuera de los muros del Palacio de la Zarzuela. El monarca vació su agenda oficial para seguir la evolución de los acontecimientos en Cataluña desde su despacho y en permanente contacto con el presidente del Gobierno. Por él han desfilado estos días políticos, empresarios, economistas y juristas con los que el monarca ha abordado la peor crisis institucional desde el 23-F y las diferentes vías para frenar el camino de sedición iniciado por la autoridades independentistas catalanas.

El rey sólo rompió su silencio el pasado 3 de octubre para dirigirse a la nación de forma excepcional ante la evidencia de que la unidad de España corría un riesgo cierto y perceptible. En un tono duro y firme, el jefe de Estado exigió a la Generalitat que pusiese punto final a su «deslealtad inadmisible» y apeló a los «legítimos poderes del Estado» para que asegurasen «el orden constitucional» ante la situación «de extrema gravedad» que vive Cataluña. También tuvo palabras de aliento para todos los españoles, pero en especial para los catalanes no independentistas. Un mensaje televisado con el que Felipe VI intervino de forma directa en el proceso soberanista y con el que acalló las voces que exigían su intervención como jefe del Estado. Don Felipe se ciñó en todo momento al papel de nexo para la unidad del Estado que le otorga la Constitución (artículo 56): «El rey simboliza la unidad y permanencia del Estado y ejerce una función arbitral y moderadora del funcionamiento regular de las instituciones». En todo caso, las decisiones del monarca deben ser refrendadas por el presidente del Gobierno y, en su caso, por los ministros competentes (artículo 64), quienes serán los responsables de esos actos, dado que «la persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad» (artículo 3).

Con el primer paso dado por el Gobierno central para activar el artículo 155 de la Carta Magna ante el embate soberanista, Felipe VI reaparecerá oficialmente en Madrid acompañado por la reina Letizia, por la princesa de Asturias y la infanta Sofía. Los Reyes presidirán por la mañana el acto solemne de homenaje a la bandera nacional y el desfile militar desde la tribuna de autoridades, ubicada en esta ocasión frente al estadio Santiago Bernabéu.

El recorrido

La tradicional parada militar varía esta edición de recorrido con el objetivo de facilitar la asistencia de público para arropar a las Fuerzas Armadas, que desde el Ministerio de Defensa se espera masiva, y que rendirá homenaje a las víctimas de los atentados de Barcelona y Cambrils y a Ignacio Echevarría, que falleció en el ataque yihadista de Londres. El desfile contará además con la presencia, por primera vez desde 1983, de unidades de la Policía Nacional, una participación que se decidió en junio, antes del aumento de la tensión por el conflicto territorial. A continuación, los monarcas, ya sin sus hijas, se trasladarán al Palacio Real para recibir a los cerca de 1.300 invitados en representación de todos los ámbitos de la sociedad, además de numerosas autoridades estatales, autonómicas y locales.

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