Bruselas da un sonoro portazo a la mediación pedida por los independentistas
La Comisión lanza un contundente mensaje en el que muestra un apoyo sin fisuras con Rajoy y a los partidos que le apoyan en este desafío
Tres ideas. Muy clarito, por si acaso. "Respeto a la Constitución española; apoyo total al Gobierno y a las fuerzas políticas que lo apoyan; y respecto a una mediación, nada de nada. Ni se plantea", confesaba hoy a este periódico una alta fuente comunitaria que conoce de primera mano los entresijos de todo lo que está sucediendo en la eje Bruselas-Madrid-Barcelona. Hechos, por ejemplo, como la noticia filtrada el martes por el entorno del Govern asegurando que Carles Puigdemont estaba hablando con el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker. 'Fake new'. Otra más. Falso. "Nos esperamos cualquier cosa", admitía con sorna y cierta resignación.
El martes, de nuevo, muchas de las miradas se dirigían al kilómetro cero, a Bruselas. El 'president', en su discurso solemne ante el Parlament, volvió a pedir la mediación de la UE porque "es un asunto europeo" que debe ser gestionado tomando como base los "valores fundacionales" sobre los que sustenta el club. Y hoy, de nuevo, el Ejecutivo comunitario esgrimió precisamente esos valores para recordar a Puigdemont aquello de 'así, no'. Por ahí, no.
Hoy, el encargado de poner voz al sentir de Bruselas fue el vicepresidente del Euro, el letón Valdis Dombrovskis, quien dio cuenta de los asuntos abordados en el Colegio de Comisarios celebrado como cada miércoles. La pregunta era obvia, casi tanto como la respuesta, que llevó escrita: "El asunto, que seguimos de cerca, se ha abordado de forma breve. Reiteramos nuestros llamamientos anteriores para que se respete de forma estricta el orden constitucional español", zanjó.
Ojo, no hubo mención alguna a la palabra diálogo y sí un rotundo apoyo político a Madrid. "Confiamos en las instituciones españolas, en el presidente Rajoy, con el que el presidente Juncker está en contacto constante, y en todas las fuerzas políticas que trabajan en favor de una solución en el marco de la Constitución", remarcó. Si alguien en la Generalitat o en el movimiento independentista creyó que ayer el día en el que Bruselas podía moverse, erró de plano.
La advertencia de Tusk
La puesta en escena de ayer nada tuvo que ver con la protagonizada el 2-O, apenas 24 horas después de las duras imágenes de las cargas policiales que dejó el referéndum ilegal celebrado en Catañuña. Aquella mañana salió el portavoz jefe de la institución, Margaritis Schinas, y leyó un comunicado en el que dio un notable tirón de orejas a Rajoy por la actuación de los antidisturbios. Pero más allá de la advertencia de que "el uso de la violencia nunca es el camino", la Comisión aprovechó la ocasión para cerrar filas con Madrid lanzando una catarata de argumentos que se vienen repitiendo como un mantra cada día.
A saber: el referéndum fue ilegal; defensa de la Constitución y del Estado de Derecho; la advertencia de que cualquier región que se independiza de un Estado miembro quedaría automáticamente fuera de la UE; una llamada al diálogo entre diferentes y su confianza en "el liderazgo de Mariano Rajoy". De aquí, la Comisión no se mueve ni un milímetro y si lo hace, como ayer, es para seguir echando jarros de agua fría sobre los líderes políticos y espirituales del procès. Porque Dombrovskis, en su breve comunicado, ni siquiera habló de diálogo. Y ojo, lo llevaba escrito, un detalle para muchos no menor.
A diferencia del martes, hoy no se pronunciaron los grandes líderes comunitarios sobre esta grave crisis. Y eso que el presidente del Consejo, Donald Tusk, se reunió con Angela Merkel y Emmanuel Macron en Berlín y París, respectivamente, pero no para hablar de Cataluña, sino del gran tema que preocupa en la UE: el 'Brexit'. No obstante, aún retumba la advertencia que lanzó horas antes del pleno del martes: "Señor Puigdemont, no tome decisiones que hagan imposible el diálogo". La duda es saber qué es lo que finalmente se decidió en aquella peculiar sesión.