Los inversores exigen más intereses por la deuda pública
La otra plataforma en la que se puede comprobar el estado de ánimo de los inversores con respecto al conflicto catalán es la de la deuda pública, cuyo coste es extremadamente sensible a cualquier acontecimiento político inesperado o que, directamente, aporte dosis de inestabilidad para la economía. Las grandes firmas de inversión que intervienen en estos mercados dejaron de pisar el acelerador al exigir más intereses por una deuda española que siguen adquiriendo sin problemas.
En la jornada posterior al 1 de octubre, con la resaca de la consulta popular en Cataluña y tras los altercados en varios colegios, el precio del bono español a 10 años comenzó a subir y ascendió hasta el 1,76%. Ayer, el precio que se paga por ese producto fue del 1,66%, relajando la tensión de las últimas jornadas. Con este descenso, la prima de riesgo también cayó hasta los 119 puntos básicos. El ‘spread’ entre ambas economías registró la mayor caída —más de un 5%— de todos los títulos de deuda pública europeos con respecto a los germanos, que actúan como referencia por su elevada calificación. Hace una semana, su evolución encendía todas las alarmas al situarse por encima de los 132 puntos básicos, el nivel más alto desde mayo.
La distensión de la deuda llega apenas dos días después de que se colocaran Letras a seis y 12 meses a tipos negativos, muy parecidos a los de emisiones anteriores. En el caso de los bonos con vencimientos en 2029 adjudicados la semana pasada, aunque los inversores exigieron al Estado español más intereses, la demanda de estos productos duplicó la oferta del Tesoro.